Hay un proberbio del pueblo africano de Bambara que resume a la perfección lo que ha representado el símbolo del ojo en la historia de la humanidad con la relación micro-macro:
"El mundo del hombre es su ojo"
El ojo como organo principal de la percepción sensorial, guarda una estrecha relación con importantes elementos como son la luz, el Sol y el espíritu. Su imagen hace referencia a la contemplación espiritual y a "ser un espejo del alma".
En Egipto el ojo representaba a la divinidad solar y se usaba como amuleto con el nombre de "Udjat" con forma de ojo de halcón al que llamamos "Ojo de Horus".
Muchos son los artistas que han utilizado el símbolo del ojo en sus obras. El pintor catalán Salvador Dalí fue uno de los que plasmó el simbolismo del ojo y todo lo que representa de forma magistral. Con el tiempo los ojos de Dalí se han convertido en inmortales y todopoderosos. Lo del "ojo que todo lo ve" fue uno de los arquetipos que el pintor ampurdanés siempre tuvo entre "ceja y ceja".
Los ojos que Salvador Dalí incluyó en sus obras tienen una intima relación con el tiempo y el espacio, dos de los vectores por donde discurre nuestra experiencia de la dualidad en nuestro mundo tridimensional en donde estamos. Tres dimensiones que permiten ir colocando a nuestro ojo en diferentes posiciones. Cada una de las posiciones ofrece la imagen desde una perspectiva diferente, y si a esto añadimos que todos los ojos son distintos, el resultado es una inmensa explosión de arte reflejada en nuestras dos retinas.
El ojo significa una visión permanente y omnipresente. Para los cristianos el ojo rodeado de rayos solares representa la omniscencia, la vigilancia y la capacidad protectora del Dios Padre. Cuando lo encontramos dentro de un triángulo, el ojo representa a la Creación. Cuando el ojo está en la palma abierta de una mano estamos ante la gran sabiduría creadora del llamado Todopoderoso.
En muchas pinturas y grabados cristianos encontramos numerosos ojos dibujados en el interior de las alas de los ángeles y querubines. En estos casos estos ojos representan la facultad que los seres alados tienen para verlo y comprenderlo absolutamente todo.
En muchas entradas a las quintas romanas encontramos un ojo que tenía el propósito de alejar las malas influencias.
Podemos identificar en numerosas culturas y tradiciones la existencia de tres clases de ojos:
- El ojo físico que es el que percibe la luz
- El ojo frontal, también llamado "tercer ojo"
- El ojo del corazón que percibe la luz espiritual
Si los dos ojos fisicos corresponden al sol y a la luna, el tercer ojo corresponde al fuego. Es el ojo de la sabiduría de los budistas que permite la visión interior, siendo la exteorización del ojo del corazón.
El ojo del corazón es el hombre viviendo a Dios, pero también Dios viendo al hombre. Es el instrumento de la unificación de Dios y el alma, del principio y la manifestación.
Silesius afirmaba: "El alma tiene dos ojos, uno mira el tiempo y el otro está vuelto hacia la eternidad".
La abertura de los ojos es un signo que representa la abertura hacia el conocimiento. El ojo que corresponde al fuego esta en relación con la función contemplativa de Amitäbha. Su trono esta soportado por un gran pavo real que al desplegar su plumaje nos muestra infinidad de ojos.
En Egipto, Ra el dios del Sol tenía como atributo un ojo ardiente, símbolo de su naturaleza ignea que se solía representar como una gran serpiente cobra en posición erguida. Los sarcófagos egipcios solían estar adornados con el dibujo de dos ojos que permitían al muerto seguir viendo todo lo que ocurría en el mundo exterior. En Egipto el ojo es fuente de conocimiento, de luz y de fecundidad.
Pero una de las primeras explicaciones de que un solo ojo no representa nada bueno la encontramos en el mundo musulmán y la descripción del Anticristo, al que llaman "Dajjal". Todo buen seguidor del Corán sabe que el Anticristo cuando se presente en nuestro mundo solamente tendrá un ojo. Por tal razón numerosos estudiosos del Islam asocian el ojo del billete de dolar con el mismísimo Satán y el número de la Bestia, 666.
En el mundo islámico todos conocen el significado de la expresión, "mal de ojo". Se refiere a cuando alguien toma el poder sobre uno o sobre alguna cosa por envidia o por mala intención. El mal de ojo se dice que es el culpable de la muerte de media humanidad: "El mal de ojo vacía las casas y llena las tumbas".
Hay ciertos seres y cosas que son mucho mas propensos a padecer el mal de ojo:
- Niños pequeños
- Parturientas
- Varones recién casados
- Los perros
- Los caballos
- La leche
- El trigo
Para poder combatir al mal de ojo existen multitud de procedimientos:
- Los dibujos geométricos
- El velo femenino
- Los talismanes extremadamente brillantes
- Los perfumes olorosos
- La sal
- La media luna
- Los cuernos
- La herradura
El ojo único y sin párpados es símbolo de la esencia y el conocimiento divino. Cuando encontramos el ojo único inscrito dentro de un triángulo, estamos ante un signo católico que fue adoptado como propio por los primeros masones y posteriormente por los iluminati. El ojo único del cíclope indica todo lo contrario, referiéndose a una condición infrahumana.
Jules Boucher en su libro sobre simbología masónica nos describe de forma sintetizada la relación del "ojo-masón" con los tres planos principales:
- En el plano físico: es el Sol visible de donde emanan la Vida y la Luz
- En el plano intermedio o plano astral: es el Logos, el Verbo y el Príncipe creador
- En el plano espiritual o plano divino: es el Gran Arquitecto del Universo
Llegados a este punto donde el número tres esta presente por todas partes, la confusión es muy grande respecto al modo correcto en que el tercer ojo tiene que estar dibujado. Con el ojo izquierdo y derecho, lógicamente, no hay ningún problema, pero con el tercer ojo muchos autores lo dibujan como si fuera el ojo izquierdo como es el caso del ojo del billete de un dólar. Por contra en muchos triángulos con ojo incluido de procedencia masona, el ojo y la ceja dibujados se representan de forma simétrica y careciendo de glándula lagrimal en ninguno de los extremos, indicando que se trata claramente de un ojo central. Las imágenes que acompañan a este artículo muestran variados ejemplos de esta triple forma de dibujar el famoso ojo.
En esta ocasión prefiero que sea el gran maestro Rene Guenon el que nos describa y detalle como debe representarse este "ojo que todo lo ve":
Uno de los símbolos comunes al cristianismo y a la masonería es el triángulo en el cual está inscripto el Tetragrama hebreo, o a veces solamente un yod, primera letra del Tetragrama, que puede considerarse en este caso como una abreviatura de él, que por lo demás, en virtud de su significación principal, constituye de por sí un nombre divino, e incluso el primero de todos según ciertas tradiciones. A veces, también el yod mismo está reemplazado por un ojo, generalmente designado como “el Ojo que lo ve todo” (The All-Seeing Eye); la semejanza de forma entre el yod y el ojo puede, en efecto, prestarse a una asimilación, que por otra parte tiene numerosos significados, sobre los cuales, sin pretender desarrollarlos enteramente aquí, puede resultar interesante dar por lo menos algunas indicaciones.
En primer lugar, cabe advertir que el triángulo de que se trata ocupa siempre una posición central y que además, en la masonería, está situado expresamente entre el sol y la luna. Resulta de aquí que el ojo contenido en el triángulo no debería estar representado en forma de un ojo ordinario, derecho o izquierdo, puesto que en realidad el sol y la luna corresponden respectivamente al ojo derecho e izquierdo del “Hombre Universal” en cuanto éste es idéntico al “macrocosmo”. Para que el simbolismo sea enteramente correcto, ese ojo debe ser un ojo “frontal” o “central”, es decir, un “tercer ojo”, cuya semejanza con el yod es más notable todavía; y, en efecto, ese “tercer ojo” es el que “lo ve todo” en la perfecta simultaneidad del eterno presente. A este respecto, hay, pues, en las figuraciones ordinarias una inexactitud, que introduce una asimetría injustificable, debida sin duda a que la representación del “tercer ojo” parece más bien inusitada en la iconografía occidental; pero quienquiera comprende bien ese simbolismo, puede fácilmente rectificarla.
El triángulo recto [o sea, con un vértice superior] se refiere propiamente al Principio; pero, cuando está invertido por reflejo en la manifestación, la mirada del ojo contenido en él aparece en cierto modo como dirigida “hacia abajo”, es decir, del Principio de la manifestación misma, y, además de su sentido general de “omnipresencia”, toma entonces más netamente el significado especial de “Providencia”.
Por otra parte, si se considera ese reflejo, más particularmente, en el ser humano, debe notarse que la forma del triángulo invertido no es sino el esquema geométrico del corazón; el ojo que está en su centro es entonces, propiamente, el “ojo del corazón” (‘aynu-l-qa1b en el esoterismo islámico), con todas las significaciones que implica.
Además, conviene agregar que por eso, según otra conocida expresión, se trata del corazón “abierto” (elqalbu-l-maftùh); esta abertura, ojo o yod, puede ser figurada simbólicamente como una “herida”, y recordaremos a este respecto el corazón irradiante de Saint-Denis d’Orques, sobre el cual ya hemos hablado anteriormente, y una de cuyas particularidades más notables es precisamente que la herida, o lo que exteriormente presenta esa apariencia,tiene visiblemente la forma de un yod.
Más aún: a la vez que figura el “ojo del corazón”, como acabamos de decir, el yod, según otra de sus significaciones jeroglíficas, representa también un “germen” contenido en el corazón asimilado simbólicamente a un fruto; y esto, por lo demás, puede entenderse tanto en sentido “macrocósmico” como “microcósmico”.
En su aplicación al ser humano, esta última observación debe ser vinculada con las relaciones entre el “tercer ojo” y el lûz, del cual el “ojo frontal” y el “ojo del corazón” representan, en suma, dos localizaciones diversas, y que es además el “núcleo” o “germen de inmortalidad”.
Es también muy significativo a este respecto que la expresión árabe ‘aynu-l-juld presente el doble sentido de ‘ojo de inmortalidad’ y ‘fuente de inmortalidad’; y esto nos reconduce a la idea de “herida”, que señalábamos antes, pues, en el simbolismo cristiano, está también referido a la “fuente de inmortalidad” el doble chorro de sangre y agua que mana de la abertura del corazón de Cristo. Es éste el “licor de inmortalidad” que, según la leyenda, fue recogido en el Graal por José de Arimatea; y recordaremos a este respecto, por último, que la copa misma es un equivalente simbólico del corazón, y que, como éste, constituye también uno de los símbolos tradicionalmente esquematizados con la forma de un triángulo invertido.
Para los más sectarios el ojo que todo lo ilumina esta intimamente relacionado con un tal Lucifer que según dicen, es portador de luz. Pero en estos casos se tiene que tener presente que todas las luces no son iguales y, ni mucho menos, sus respectivos portadores.
El ojo que todo lo ve es un invento del mejor de los manipuladores y la mayoría de religiones lo han incluido dentro de las herramientas que sus respectivos dioses tienen para conocer todos tus pecados, por muy escondidos que estén.
Nada se escapa a este ojo celestial que funciona las 24 horas del día con el que los pecadores de este mundo quedan retratados con todo lujo de detalles. Es un ojo muy jodido para todo ladrón, asesino o pervertido, los de arriba cuando controlan,se ve que utilizan buenas marcas.
PAZ
Johnny McClue