El Obelisco es un monumento egipcio de forma cuadrangular, recto y prolongado en forma de aguja, tipo monolito y que se sienta sobre una base de planta cuadrada que actúa de pedestal. Se trata de un pilar muy alto de 4 lados iguales que van adelgazando de abajo a arriba y terminan en la punta superior formando una pequeña pirámide.
Obelisco proviene de una palabra griega que significa "pequeña punta". Muy probablemente esto se deba a que los primeros monumentos de este tipo debieron ser de pequeño tamaño. Pero con el paso de los años se ve que la cosa se fue animando en cuanto a tamaño y altura hasta llegar a las enormes proporciones que algunos de ellos tienen.
Muchos expertos aseguran que los obeliscos representan al género masculino y todos sus valores representados por las lineas rectas que los forman. Recordemos que en simbología la recta es masculina y la curva es femenina.
Su utilización primitiva, fué al
parecer, el de ser el lugar en donde se cincelaban inscripciones que contaban acontecimientos importantes y de especial relevancia. Posteriormente se
introdujo la costumbre de colocar dos de éstos monumentos a ambos lados de las puertas de los templos, dándoles
el nombre del rey que los habia hecho elevar, o del dios a
cuyo culto se hallaba destinado el templo.
Muchos opinan que los primeros Obeliscos fueron erigidos en
honor de Osiris, como un símbolo del curso del Sol, pues,
según este, su nombre significa un rayo (solar), al que suponen que se parece, si se mira desde la cúspide hacia su
base. Los primeros rayos de la aurora iluminan sus partes superiores con antelación al resto del monumento. Pero el carácter mas general de estos soberbios monolitos es el de monumentos vomitivos, destinados a eternizar el recuerdo de los sucesos memorables, como lo atestiguan todas las inscripciones que se han descifrado.
En la actualidad se conservan en pie unos 30 obeliscos y muchos de ellos no se encuentran en sus lugares originales. En Egipto solo quedan en pie 5 obeliscos. De los 30 existentes, hay 14 de ellos reinstalados en la ciudad de Roma, después de haber sido purificados con exorcismos y cruces cinceladas por doquier.
Exceptuando el obelisco del Vaticano, que se considera inacabado, el resto de obeliscos están repletos de inscripciones que nos confirman el motivo por el que los egipcios los llamaban "Dijeri anchai" que en egipcio y copto significa "columnas escritas".
Los obeliscos de Egipto ofrecen la particularidad de ser todos de granito rosa y estar sacados de
las célebres canteras de Syene, en el alto Egipto. Tienen forma de prisma rectangular, con aristas vivas y en disminución hacia la cúspide que se halla rematada por una pequeña pirámide, o bellota, que parece separarse del cuerpo
principal de la aguja, por una profunda ranura circular.
La tecnología utilizada para poder tallar y pulir el granito rosa sigue asombrando en la actualidad a todos los expertos. Es sabido que el efecto de
la luz sobre una superficie pulimentada, da a ciertos cuerpos una apariencia de concavidad, que muchos, ignorando
esta circunstancia, toman muchas veces por real; pues
bien, los egipcios conocían esta propiedad y para neutralizar este efecto, daban
a las caras de sus Obeliscos una convexidad exactamente
proporcional a la de la ilusión óptica.
En general las cuatro caras del monolito se hallan adornadas con
jeroglíficos, pintados en algunos, de varios colores. Como
esta clase de obras era de muy larga duración, sucedía con
frecuencia que el rey que las habia ordenado moría mucho antes que estas llegaran a su término. En este caso, su
sucesor las hacia continuar, mandando añadir su nombre y
la relación de sus hechos mas notables a continuación de
los de su predecesor.
Los jeroglíficos, esculpidos en los obeliscos se leen verticalmente y por columnas, que ordinariamente son tres en cada cara. La primera que se llenaba era la del centro y en ella figura siempre el nombre
del Soberano mas antiguo. La mayor parte de estos monolitos fueron elevados durante la época de las dinastías, 16 y 19. El mas antiguo de los que se conocen, se halla en
Heliópolis: lleva el nombre del rey Osartasas I (16 dinastía), y data próximamente del año 2530 antes de nuestra
era.
Las dimensiones de esta clase de monumentos llegaron a tomar proporciones tan gigantescas que hay quien
asegura que algunos excedieron de 200 codos de elevación.
Diodoro hace mención de los dos de Sesostris, erigidos
delante del templo de Phta en Tebas, que tenían ciento
veinte codos de altura. Heredoto cita otros dos, el uno en
Sais, situado en la entrada del templo de Nehit y el otro en
la del templo del Sol en Heliópolis, que median cien codos
cada uno.
Plinio, que es el autor que da mayores detalles
sobre esta clase de monumentos, confirma estos datos y
añade que generalmente en la pequeña pirámide que remata la aguja del Obelisco, suele haber siempre un bajo relieve representando al príncipe que lo mandó erigir, en
actitud de presentar sus ofrendas a la divinidad del templo al que se consagraba.
El Obelisco figura entre los emblemas de la Masonería como imagen del Sol y como símbolo de la iniciación en ciertos altos grados. Los masones están convencidos que los obeliscos estabilizan los lugares en dónde se levantan. La historia de los dos obeliscos que estaban situados en la entrada del templo de Heliópolis, son un magnífico ejemplo de ello, ya que los masones los utilizaron para ayudar a reconciliar Inglaterra de Estados Unidos tras la Guerra de la Independencia.
Heliópolis era una de la ciudades más grandes de Egipto y era el lugar en dónde los dos reinos egipcios se unían. Un gigantesco templo conocido como La Gran Casa, se construyó alrededor del 2000 antes de Cristo con los dos espléndidos pilares en su entrada. Pero en el año 13 antes de Cristo el emperador romano Augusto los mandó transportar a Alejandría y allí permanecieron hasta que un terremoto en 1301 los derrumbó.
Los dos obeliscos derrumbados nunca más fueron reconstruidos y quedaron completamente olvidados hasta que en 1878 el gobierno egipcio vendió los dos obeliscos derrumbados a un grupo de masones ingleses y norteamericanos.
Los dos obeliscos que representaron la unidad del reino egipcio fueron adquiridos con la idea de que representaran una nueva unión entre Europa y América. Uno de los obeliscos fue transportado a Londres en un barco especialmente diseñado para la ocasión llamado "Cleopatra".
El obelisco de Cleopatra llegó a Londres en julio del 1878 y fue levantado en medio de una gran ceremonia masónica de caracter público aquel 12 de septiembre. El segundo obelisco fue transportado de Alejandría a Nueva York en un barco de vapor en 1880. El 2 de octubre de 1880 fue brillantemente instalado en Central Park por todo lo alto y más de 9000 masones desfilaron luciendo todas sus galas. Aquel dia la ciudad de la manzana quedo invadida de curiosos, desde la calle 14 hasta la calle 82.
Pero de todas las re-instalaciones de obeliscos realizadas, la más sensacional y espectacular fue la que se realizó en Roma ordenada por el Papa SixtoV. Dicha instalación fue técnicamente ejecutada por Domenico Fontana en el año 1588. Se trata del obelisco que fue comenzado por Tumosis III y terminado por su sucesor, Tumosis IV frente a la puerta meridional del templo de Karnak. Los grabados de sus cuatro lados se han convertido en verdaderos símbolos vivientes de aquellos tiempos donde los faraones estuvieron de moda.
No ha habido ningun arqueólogo que no se haya sorprendido al contemplar estos enormes monumentos construidos con el más duro de los granitos. Durante el Renacimiento muchas ciudades quisieron construir su obelisco particular, fue entonces cuando el ser humano empezó a comprobar que fabricar e instalar obeliscos no es tarea facil.
Me complace acabar este artículo con alguno de los ejemplos que muestran de como los técnicos del Renacimiento se las ingeniaron para instalar estos mastodontes pétreos.
Johnny McClue 2019