jueves, 4 de abril de 2019

Daimón y el concepto "Anima" en la teoría de Evideon



Para poder comprender correctamente el verdadero significado de Anima dentro de la teoria de Evideon del Profesor Corrado Malanga, es muy importante que en castellano la dejemos de comparar y traducir por el vocablo alma. El concepto católico de "cuerpo, alma y espíritu", nada tiene que ver con el significado que en Evideon tiene "mente, anima y spirito".

El propio Corrado Malanga lo ha manifestado recientemente:
"Es muy difícil intentar traducir a otras lenguas el concepto de Anima expresado en Evideon. Solamente tenemos que tener presente que los japoneses tienen 5 significados para expresar lo que Anima representa. Por contra en francés la palabra Anima prácticamente no existe y se traduce como "esperit" que en definitiva no es ni Anima ni Spirito, es otra cosa.
La única solución posible es la de referirse a Anima como lo hacemos en Evideon y no traducirlo al español como alma. Anima forma parte de un grupo de vectores relacionados con el espacio, el tiempo y la energía, en donde la parte anímica no tiene el vector del tiempo.Que Anima diga que el tiempo no existe significa que Anima percibe el tiempo en un modo no local. Esto quiere decir que lo percibe todo a la vez, en un único instante. Es por esta razón que el tiempo no es mesurable para Anima. Comprender este concepto equivale a entender el verdadero significado de Anima. Estamos ante un grupo de vectores que nada tienen que ver con la alma de la Iglesia Catolica. Por tanto la traducción de Anima esta ligada a la comprensión de lo que significa el vector que representa la parte anímica del ser humano. Desde un punto de vista psicoanalítico el concepto de Anima en Evideon es muy parecido a lo que James Hillman denomina daimon."

El término daimon proviene de la noche de los tiempos, veamos un poco de su historia, sus diferentes definiciones y de como Hillman lo define en sus trabajos a finales del siglo XX.

Un daimon es un término utilizado en la mitología y la religión que también podemos encontrar escrito como "demon" o como "deimon" y que representa una divinidad indeterminada que actúa como protector y consejero. Bajo este contexto un daimon es la "soto voche" que escuchas en el interior de tus orejas en forma de murmullo.

En muchas de las culturas y civilizaciones a lo largo de la historia ha existido la creencia que en los momentos de indecisión hay una fuerza que influye a tomar la decisión definitiva. Dicha fuerza también suele estar relacionada con lo más profundo de nuestro interior. En muchas ocasiones el ego de cada uno de nosotros no suele estar muy de acuerdo con lo que la fuerza interior le sugiere.

Nuestros egos suelen ver a esta fuerza interior como una reminiscencia de nuestra parte infantil. A esta fuerza los egipcios la denominaban Ba, los griegos la llamaron daimon y los romanos la consideraban como si de un genio se tratara. En las culturas chamánicas encontramos el término "nahual" como un elemento de vinculación entre los dioses y los seres humanos.

El chamanismo también lo llama "alma libre" o "el animal salvaje que cada uno de nosotros alberga en su interior". El nahual posee atributos benéficos, pero también es portador de atributos relacionados con la desgracia y vincula a los dioses con los hombres y mujeres.


Si existiera una jerarquía celestial de entidades chamánicas, el nahual sería considerado un semi-dios. Si tuviéramos que definir al nahual con mentalidad cristiana, podríamos decir que se trata de ángeles, pero también de demonios. La voz interior que representa al daimon o al nahual, es lo que muchos llaman intuición o sentimiento y esta intimamente ligado al destino de cada ser humano.

Heráclito ya decía que "el destino del hombre es su caracter". Herisódo proclamaba que los hombres de la Edad de Oro se habían convertido en démones por orden del dios Zeus con el fin de que protegieran a todos los mortales. Los seguidores de Pitágoras consideraban la existencia de 4 clases de entidades: Los dioses, los démones, los héroes y los hombres.

Segun Platón cada uno de nosotros somos responsables de nuestro destino que antes de encarnar nuestra alma selecciona para que lo acompañe en la experiencia. Para Platón, daimon y destino significaban lo mismo. En El Banquete, Platón nos define a un daimon como un ser intermedio entre los mortales y los inmortales ya que tenía que servir de guía a los hombres a lo largo de su vida para terminar conduciéndoles al Hades cuando la muerte llama a la puerta. El daimon de Sócrates suele estar representado como una voz interior que Sócrates al escucharla le hacía plena confianza.


Entrados en el siglo XX, Carl Jung destaca que es fundamental que cada uno de nosotros promueva su dialogo con su daimon y afirmaba que era la mejor forma de poder desplegar al exterior la mejor versión de nuestro ser. Jung estaba convencido que nuestro daimon no siempre era bueno. Aveces nos abofeteaba de forma cruel y en otras ocasiones destruía todos nuestros planes.

El Daimón de Carl Jung es el que proporciona a cada uno de nosotros la sabiduria con la que poder alcanzar nuestro máximo potencial y singularidad. Llegados a este punto es importante resaltar que Jung tenía un concepto de la singularidad muy definido y que un manzano jamás podía dar peras o albaricoques. Carl Jung siempre dejo a las entidades metafísicas aparcadas al lado de la cuneta.


A finales del siglo XX James Hillman destaca en sus trabajos la presencia a lo largo de la historia de una "imagen energética" en variadas religiones, mitos y pensamientos. Para Hillman se trata de una llamada, una vocación, un destino, que cada ser humano posee durante toda su vida en el universo virtual donde experimenta. Para poder escuchar y comprender de forma correcta dicha llamada, Hillman afirma que es preciso que cada uno de nosotros aprenda a crecer "hacia abajo". Se trata de imitar a las raíces de los árboles que al expandirse en el interior de la tierra pueden encontrar y conocer sus verdaderos orígenes.

James Hillman esta convencido que la motivación para que cada individuo pueda realizarse procede del interior de cada uno de nosotros. El daimon de Hillman se manifiesta constantemente a lo largo de nuestras vidas, en todo momento, en toda decisión, nunca deja de aconsejar. Solo precisamos saber escuchar y hacerle plena confianza. En toda sincronicidad, en toda fobia, en tada victoria o derrota,... siempre hay un daimon que nos susurra al oído. Hillman hace hincapie que nuestro Daimón nunca descansa y por tal motivo es protagonista principal de todos nuestros sueños nocturnos.

James Hillman
Según Hillman la vocación es un aspecto fundamental de nuestro daimon que nos permite conocer que clase de camino es el que en la vida tenemos que andar. Pero también resalta siempre algo muy importante respecto al concepto de su daimon. Nunca hay que confundir la vocación con la profesión, por el simple hecho de que las profesiones son inventos terrenales y están completamente ligados al tipo de sociedad en donde se ejercen. Por ejemplo, si en la actualidad un sujeto tiene la vocación de la amistad, a nivel profesional dentro de nuestra sociedad, lo va a tener muy crudo. En una sociedad fundada en la competencia y la ley del más fuerte, la amistad no tiene cabida y es sinónimo de fracaso. La vocación no tiene porque coincidir con la profesión del sujeto. Bajo este contexto, Hillman resalta que las personas que han nacido con vocaciones que no son valoradas en nuestra sociedad actual, deben de ser conscientes que, a nivel profesional, poseen un handicap. 

James Hillman postula que saber captar los mensajes de nuestro daimon, es un acto de pensamiento y reflexión que no debe ser tomado a la liguera. Llegados a este punto Hillman enfatiza que uno de los peores enemigos de nuestro daimon es el fatalismo. El fatalismo huye de plantearse preguntas y se abandona en un estado en donde la reflexión no existe bajo el argumento de que todo esta perdido.

Me gustaría terminar este artículo dedicado al daimon con el análisis simbólico de un grabado de 1574 del artista boloñes Giulio Bonassone titulado "Sócrates y su daimon" que tuve el placer de mostrar y comentar personalmente con Corrado Malanga hace apenas una semanas. Este grabado encierra de forma magistral los tres vectores de la teoría de Malanga. El daimon de Sócrates le susurra a su oído que en este mundo nuestro se basa en tres pilares fundamentales:
Energía, tiempo y espacio.


Descubramos en donde se encuentran expresados los tres pilares de Evideon en el grabado medieval del artista de Boloña.

La energía (E) es el eje vertical representado por el compás que Sócrates sostiene a lo alto con su mano izquierda levantada hacia el firmamento celeste. El compás elevado hacia el cielo nos recuerda también una de las máximas: "Abajo es como arriba".

El tiempo (T) es el eje transversal y el espacio (S) el horizontal, representados por el pincel que sostiene con su mano derecha con el que ha dibujado en el lienzo los rostros completamente rejuvenecidos de su daimon y de él mismo. Los rostros pintados en el lienzo pertenecen a otro tiempo y otro espacio.

La teoría de los tres vectores de Corrado Malanga reflejada de forma excepcional en un grabado de 1574. Una prueba más de que el daimon es conocedor de que todo el universo holográfico que nos rodea se ha confeccionado a través de un único y sencillo modelo. Un modelo formado por tres vectores,... más sencillo imposible. Que bueno que Malanga nos lo haya compartido.

Johnny McClue 2019

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