sábado, 30 de marzo de 2019

La íntima relación del diablo con la magia y el ilusionismo.


En el siglo 19 los espectáculos ambulantes de magia e ilusionismo empezaron a hacerse famosos en todo el mundo. En una primera fase se trataba del típico espectáculo itinerante que actuaba en las plazas de las principales ciudades. Pero el éxito alcanzado por alguno de estos espectáculos no paso inadvertido para los propietarios de las grandes salas de espectáculos. Todas las ciudades importantes del planeta empezaron a ofrecer en sus teatros y salas de espectáculos las actuaciones de todo tipo de magos e ilusionistas.

Para dar a conocer y anunciar este tipo de espectáculos,  la publicidad gráfica tuvo un protagonismo muy importante. Cada uno de los magos de renombre de aquella época se anunciaban de forma espectacular mediante todo tipo de publicidad gráfica. Los ilustradores e impresores se esforzaron de que el cartel anunciador de su cliente garantizara la afluencia de espectadores. Es aquí donde la simbología y los arquetipos fueron explotados al máximo por los mejores artistas y dibujantes de aquellos tiempos.

Con el paso del tiempo algunos de dichos carteles se han convertido en verdaderas obras maestras del arte simbólico y del empleo de los arquetipos con "fines publicitarios". Unos bonitos carteles que suelen evitar el empleo del color del alma, el color azul. Un ejemplo lo tenemos en la ilustración con la que hemos encabezado este artículo en donde diablos voladores, serpientes, espíritus y números ocho son los "amigos" del mago de turno. Un mago que, como no podía ser de otro modo, va vestido elegantemente de negro y blanco.

Otros, sin embargo, preferían presentarse a su publico como la nueva reencarnación del Mago Merlín. Pero en todos los casos el decorado suele mostrar los mismos elementos simbólicos: serpientes, calaveras, búhos y diablos.



Estos carteles pretendían ser un "aperitivo" de lo que el espectador se encontraría en el interior. La mayoría de este tipo de publicidad daba a entender que el mago era un ser "muy especial" que poseía linea directa con el mundo de los muertos. La forma de transmitir esta idea al público, siempre solía ser la misma en todos los carteles y reclamos publicitarios: solamente aquel hombre era conocedor de los grandes secretos.

Para poder conocer todas estas informaciones provenientes del más allá, el pobre mortal solamente tenía una oportunidad: comprar un ticket para el siguiente espectáculo. En los mejores tiempos de este tipo de espectáculos, hasta se llegaron a efectuar sesiones matinales.

Todos los magos famosos de aquella época dorada de la magia se presentaban a su público como unos verdaderos conocedores de todos los más grandes misterios de la vida y de la muerte. Las ilustraciones de la época muestran como los diablos eran los encargados de "chivatar" al mago los secretos y misterios de la vida. Se trataba de un conocimiento oculto y cerrado que solo podía ser conocido si el mago recibía la llave desde "el otro lado". Una llave muy especial que solamente podía ser entregada por el portador del tridente.


La simbología y los arquetipos al servicio del mundo del espectáculo del siglo pasado, donde el diablo es el informador y el mago el altavoz. Suelen estar pintados de color rojo o de color verde. El uso del color azul les esta prohibido por la Ley de la correspondencia de los colores. Un diablo de color azul no encaja con respecto al arquetipo que representa.
Veamos unos cuantos ejemplos:






Todos estos carteles publicitarios son unas auténticas joyas simbólicas que nos demuestran el enorme poder que tienen los símbolos y los arquetipos dentro de cada uno de nosotros. Los magos se presentaban como unos auténticos conocedores de los misterios de la vida y la muerte.

Mucha gente que acababa de perder a un ser muy querido, acudía a los espectáculos de este tipo con la esperanza de poder tener noticias del otro lado. En los carteles de publicidad quedaba bien claro que los magos tenían acceso a todo este tipo de información relacionada con la parca. Alguno de ellos se llegó a auto proclamar como el Napoleón de la Necromancia, mientras que otros afirmaban poder leer el pensamiento de los demás.




Hay que reconocer que estos magos de antaño tenían los conceptos publicitarios muy, pero que muy, claros. Se auto presentaban como los inventores de una nueva magia, una nueva magia que unía a la nueva tecnología con  las viejas tradiciones y creencias. Hasta los nombres en que bautizaban a sus espectáculos no tenían desperdicio, dando a entender por dónde iban los tiros: "Black Art". El color negro como protagonista, como no podía ser de otro modo.


Hasta aquí este mágico y endemoniado artículo que espero que haya sido del interés de todos los amantes de la Simbología y del mundo de los Arquetipos.

Johnny McClue 2019

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