domingo, 24 de diciembre de 2017

El símbolo de la lechuza, el buho y el mochuelo, una mirada en la oscuridad



Las aves nocturnas tienen unos hábitos completamente opuestos al resto de animales. En lugar de utilizar la noche para dormir y descansar, las aves nocturnas se convierten en dueños y señores de la oscuridad. Y cuando el resto de animales se levanta al salir el Sol, las aves nocturnas se acuestan y descansan.

Dentro de las aves nocturnas más utilizadas en simbología encontramos a la lechuza, el búho y el mochuelo. Tienen un sentido de la visión enormemente desarrollado a pesar de que sus ojos no pueden moverse dentro de sus cuencas óseas. Pero su capacidad de mover y girar la cabeza unos 240 grados en ambas direcciones, soluciona de forma brillante la inmovilidad de los ojos.
Al no soportar la luz del sol y preferir funcionar de noche, las aves nocturnas representan la luna y los valores opuestos al águila o el león, símbolos solares por excelencia. Las dos lechuzas y los dos leones a los pies de la famosa diosa Ishtar, nos recuerdan que los primeros residentes en las riberas del Tigris y el Eufrates, tenían la lección de la dualidad muy bien aprendida.


Por otro lado, tanto en Egipto como en la India se utilizó a la lechuza como representante de los difuntos y su canto se consideraba de mal presagio, siendo asociado a desgracias y fallecimientos de personas cercanas.

La visión en la completa oscuridad por parte de estas aves y su típica postura reflexiva, ha provocado que se las relacione con la sabiduría. La lechuza representa a la diosa griega de las ciencias Atenea que en el mito vence a la ignorancia al poder ver en la oscuridad. Muchas monedas griegas antes de la caída de su imperio, nos muestran dicha relación en los grabados de sus dos caras.



Para la Biblia la lechuza es un animal impuro, pero en el imaginario cristiano representa valores distintos. Puede llegar a tener carácter negativo al ser símbolo de la tiniebla espiritual, pero también puede ser positivo por representar la Revelación o al propio Jesús como luz que alumbra en la oscuridad.

La mirada de estas aves tiene un poder enorme, no es de extrañar que el ser humano se sintiera cautivado por búhos, lechuzas y mochuelos. Sus ojos parecen poder ver lo que ocurre más allá de nuestras tres dimensiones.



Tradicionalmente la lechuza y el mochuelo son atributos de los adivinos y simbolizan el don de la clarividencia. Para las tribus de los indios de la pradera el animal que mejor protegía y ayudaba por las noches, era el búho. En sus ceremonias rituales las plumas de búho se utilizaban para canalizar la protección y el apoyo de las fuerzas nocturnas.

Las aves nocturnas suelen también simbolizar el acto de espiar y pasar información secreta. Su excelente visión nocturna provoca que puedan tener mucha información, dónde todos los demás no ven absolutamente nada.

Es en la mitología griega donde encontramos la explicación a la similitud entre la lechuza y los "James Bond" de turno, ya que la lechuza se representa a Ascáfalo, hijo de Aqueronte y de la ninfa de la oscuridad. Ascáfalo fue el que vio como Perséfore probaba un fruto prohibido del infierno y, a continuación, lo denunció. Las consecuencias de la denuncia a Perséfore fueron terribles ya que le privó de cualquier posibilidad de ascender. De ahí viene la fama de que la lechuza sea una sabia espía y una impecable chivata.



Para el pueblo azteca la lechuza es un animal que simbolizaba los infiernos, al lado de la araña. Esta asociada a las fuerzas tectónicas i es un avatar relacionado con la noche, las lluvias y las tempestades. Gobernaba todo lo relacionado con el crecimiento, las aguas y la vegetación.

En la cultura preincaica la lechuza y el búho se asociaban a la muerte y el sacrificio. Los encontramos representados en cuchillos en forma de media luna donde el búho sostiene en una de sus manos un cuchillo y en la otra un cesto con el que recoje la sangre de la víctima. A menudo el búho grabado en el filo aparece acompañado por dos perros, uno a cada lado, son los llamados psicopompos.

Al no querer afrontar la luz del día, para muchos el búho es símbolo de tristeza, de retiro, de soledad y oscuridad. En Egipto el búho expresa el frío, la noche y la propia muerte. En China el búho fue el emblema del rayo y la ave consagrada a herreros y los solsticios. Los fabricantes de espadas y espejos mágicos tenían al búho en gran consideración y estima. Para el pueblo chino el búho siempre ha sido un animal nefasto.


Los búhos y el mundo de la magia van de la mano. Son compañeros habituales de chamanes y brujos que los utilizan como medio para invocar a los espíritus del más allá. Las aves nocturnas y los gatos negros han sido las mascotas habituales de toda bruja que se precie. En el siguiente grabado, el mismísimo Goya nos da buena cuenta de ello.


Otro de los grandes pintores que constantemente utilizo la lechuza como símbolo en sus obras fue El Bosco, muy aficionado a utilizar a los animales como representantes de las virtudes y los pecados humanos. Los búhos y las lechuzas de El Bosco tienen relación con la sabiduría, pero también se refieren a la herejía por ser aves que prefieren la oscuridad y rechazan la luz. Algunos autores apuntan que las lechuzas de El Bosco simbolizan la memoria, pero bajo mi modesto punto de vista es el ibis la ave que en las obras de El Bosco representa todo lo relacionado con la memoria.


La primera imagen de un búho realizado por el ser humano, tiene una antigüedad de más de 30.000 años. Fue descubierta en 1994 en una pared caliza de la cueva de Chauvet en Francia y es una de las obras de arte primitivas que nos demuestra que las aves nocturnas hace milenios que nos observan con sus enormes y redondos ojos.

La oscuridad de la noche provoca que el ser humano no pueda ver habitualmente a estas aves, pero sin embargo si que puede escuchar sus sonoros y penetrantes cantos nocturnos a centenares de metros.

No los vemos, pero sabemos que están.

Uhhhuuuuuuuuuu!!!!!!

Uhhhuuuuuuuuuu!!!!!!

Johnny McClue 2017

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