domingo, 29 de abril de 2018

La simbología de la cadena.


El símbolo de la cadena no puede equipararse al símbolo de la cuerda. Una cuerda se puede cortar fácilmente, pero una cadena ya no se puede cortar de forma tan rápida y alegre. Las cuerdas se cortan, las cadenas se rompen, por tal motivo nuestras mentes consideran que las cadenas son mucho más efectivas y resistentes que las cuerdas.

La palabra castellana "cadena" proviene de la palabra latina "catena" y nos evoca las tensiones y afinidades entre dos vínculos. La cadena refleja la ambivalencia de poder unir la dualidad de nuestro Mundo. Actúa como si de una atadura inquebrantable se tratara en donde la lealtad y el amor juegan un papel primordial.

En algunas culturas africanas encontramos una costumbre relacionada directamente con la simbología de la cadena. Se trata de la escultura en madera o bronce de dos figuras humanas unidas por una cadena. Suele colocarse en los sitios donde ha surgido una disputa con derramamiento de sangre. En estos lugares este tipo de figuras transmiten la fuerza armoniza-dora que lleva la dualidad a la unidad.

En las creencias ancestrales de estas tribus africanas, las dos figuras al estar unidas por una cadena se transforman en un solo y poderoso totem, tal y como podemos ver en la imagen de la derecha y en la que encabeza este sencillo artículo. Estas curiosas parejas encadenadas también se daban a los iniciados de la sociedad secreta  Oshugbo de la cultura yoruba. Simboliza el gran misterio y poder encerrado en la unión de los opuestos.

Pero la cadena también denota encarcelamiento y fijación mediante todo tipo de estratagemas en un ambiente de clara opresión y esclavitud. Los esclavos y las cadenas llevan andado un largo trecho a lo largo de la historia de la humanidad. En teoría todos somos hermanos, pero desgraciadamente algunos se han creído con derecho a poder encadenar y esclavizar a hombres con un color de piel diferente al suyo.

Esclavos y cadenas van de la mano. Un claro ejemplo lo podemos observar en las cadenas que aparecen en la carta del Tarot número 15, en donde un hombre y una mujer aparecen encadenados a los pies de un tal Satanás.



En la Biblia también se nos relata que cuando finalice el día del Juicio Final, el Diablo tras ser sentenciado, será encadenado y arrojado al Gran Pozo de los Abismos. La relación de las cadenas con los seres malignos viene de muy lejos y nuestra mente la considera uno de los más potentes arquetípos. De aquí viene la estrecha relación existente entre la libertad y la imagen de unas cadenas rotas.

Romper las cadenas equivale a liberarse de la servidumbre, la opresión y la tiranía. Ser encadenado es sinonimo de derrota o de castigo. Las bolas de acero encadenadas a los pies de los presidiarios son un buen ejemplo del poder que la cadena de acero representa en nuestros subconscientes.


Romper las cadenas y empezar a volar equivale a uno de los valores del ser humano más preciados: su libertad para poder experimentar por si solo. Arrastrar unas gruesas cadenas es sinónimo de estar atado a un gran peso que no te permite moverte con normalidad.

Las famosas cadenas que arrastran todos los fantasmas nos recuerdan que los pecados cometidos en vida, quedan registrados y no se olvidan. Un fantasma es extremadamente ligero ya que carece de cuerpo, pero las cadenas que arrastra son un terrible lastre que lo delata y le impide avanzar con celeridad.

Las cadenas solamente tenemos que utilizarlas cuando ha nevado y tenemos que conducir. Es la excepción que confirma la regla. En estos casos las cadenas pueden ser decisivas para que nuestro coche llegue a su destino sin retrasos. Pero que a nadie se le ocurra continuar conduciendo con las cadenas colocadas cuando la nieve deja de cubrir la carretera.



Todos tenemos la imagen de las grandes cadenas de acero que sujetan las anclas de los navíos. Cuando el ancla esta en el fondo la cadena impide que el barco vaya a la deriva. En los caminos y puertas las cadenas también son las que impiden el transito y todo queda cerrado a cal y canto.

Platón ya nos hablaba de la cadena luminosa que encadena al Universo. La misión de dicha cadena es la de unir cielo y tierra. Homero también nos contaba acerca de una cadena de oro suspendida de la cúpula celeste cuyo otro extremo llegaba a tocar la tierra.

El famoso Prometeo fue encadenado a una roca por el gran Zeus con el fin de ser castigado por haber robado el fuego divino para dárselo a la humanidad. Todos los días una hambrienta águila le iba devorando su pobre hígado, sin que pudiera impedirlo a causa de las cadenas.

Los animales salvajes de todo tipo que se nos muestran encadenados nos ofrecen otro aspecto que la cadena representa de forma arquetípica donde el ser humano domina al resto de la Naturaleza. Un ser humano que con cadenas piensa que tiene derecho a dominar al resto de los animales, plantas y minerales. Una triste practica que solo demuestra el ser humano puede llegar a ser un desalmado.

Los alquimistas de la Edad Media creían en una cadena homérica de sabios que unía el Cielo y la Tierra. En alquímia la cadena representa las sustancias y estados químicos que aparecen en cualquier proceso alquimico que se precie. Las imágenes de águilas o sapos encadenados en grabados medievales nos muestran el espíritu de la imaginación  y sus volátiles intenciones, fantasías y aspiraciones.

Sin la cadena, todo se perdería entre las nubes del cielo y todo proceso alquímico finalizaría en un rotundo fracaso. Gracias a la cadena, el alquimista puede anclar su obra a la sólida materia de la vida terrena. El águila representa el espíritu que puede volar sin tener que separarse de la materia representada por el sapo. El alquimista no puede dirigir a buen puerto su proceso, si antes haber encadenado la materia al espíritu.


La cadena es símbolo de los lazos de comunicación, de coordinación y de unión, lo que nos lleva a relacionarla con los matrimonios y todo tipo de pactos que dos seres quieran realizar. Llegados a este punto es de vital importancia comprender que se precisa del consentimiento de las dos partes, de lo contrario la cadena no queda fijada a uno de los dos extremos. Las cadenas conyugales en occidente suelen establecerse con el consentimiento de ambos, pero en oriente la cosa cambia y en muchas culturas orientales el matrimonio es un sistema más con el que la mujer queda encadenada al hombre en contra de su voluntad.

Muchas colectividades se presentan con todos sus componentes agarrados por las manos, representando una gran cadena humana. Bajo este contexto la cadena simboliza la necesidad de tener que estar integrado en un grupo con el que uno se siente identificado. Pero toda vida colectiva implica cierta renuncia individual, en caso contrario la integración social no es posible.


Sobre el tema de "romper cadenas y echar a volar", se han escrito decenas de libros que ofrecen todo tipo de sistemas y técnicas para romper con el pasado y liberarse. No todas las cadenas y candados son iguales, existe en el "mercado" una gran variedad de procedimientos para que cualquier tipo de entidad pueda esclavizar y anular la libertad de un ser humano.  Tómese la palabra "entidad" en el más puro sentido literal del término.

En algunas ocasiones las pobres víctimas no son conscientes de estar atados a unas gruesas cadenas, pero en otras ocasiones las personas encadenadas son plenamente conscientes de que están atadas. ya que han dado su permiso a ser encadenadas. La razón de dicho consentimiento es muy sencilla: aceptan ser encadenadas a cambio de poder solucionar todas sus necesidades materiales. En mi pueblo lo llamamos "braguetazo" y en todos ellos la Conciencia no está invitada a la fiesta.

La puta materia tiene encadenada a una gran parte de la humanidad a la Rueda de la Vida. Una rueda que gira y gira sin parar y en donde las cadenas no te dejan escapar, ni tampoco permiten parar de dar tanta vuelta. Lo de "estar encadenado a la Rueda de la Vida", viene de muy lejos, pero muy pocos son los que pregonan que cada uno de nosotros tiene en el bolsillo la llave del candado.

Molaría dejar de buscar ayuda y empezar buscar la llave del candado en los bolsillos de nuestros propios pantalones.

Johnny McClue 2018


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