viernes, 17 de agosto de 2018

Si no lo veo,... no lo creo - La peor de las afirmaciones


¿Cuantas veces no hemos escuchado esta frase, mientras conversábamos sobre algún tema esotérico?

Es enorme la cantidad de personas que siempre razonan bajo la premisa de "verlo para creerlo". Pretenden basar sus creencias en lo que percibe su sentido de la vista. No cree en algo hasta que sus propios ojos pueden verlo.


El sentido de la vista solamente es uno de nuestro 5 sentidos con los que podemos experimentar en este Planeta Tierra. Pero el sentido de la vista de los seres humanos es muy, pero que muy, limitado. Nuestros dos ojos solamente pueden ver una pequeña franja del espectro de ondas. Es el llamado espectro visible que ocupa una parte muy pequeña en el centro del espectro donde las longitudes de onda forman lo que llamamos "luz".

Nuestra vista no detecta ni las longitudes de onda cortas (rayos cósmicos, rayos gamma, rayos X), ni las longitudes largas (radar, VHF, UHF, AM, FM). Pero esto no quiere decir que no existan, los aparatos de radio son un excelente ejemplo. Nuestros sentidos no perciben las ondas emitidas desde una emisora de radio, pero un receptor de radio correctamente sintonizado nos demuestra lo contrario.


Tener un campo tan limitado de percepción nos ha complicado la existencia. Con que encima nos hemos creído los reyes del mambo, el propio ser humano se ha quedado encerrado en un espacio muy limitado que no esta situado en el top de la pirámide de la vida en este Planeta. Creerse los reyes del mambo solamente ha empeorado la situación.

Nos hemos pensado que estábamos arriba de la pirámide con derecho a poder aplastar a los seres que están debajo, es el llamado antropocentrismo. Gran error que nos esta acarreando muchos disgustos.

Corrado Malanga, y algún que otro investigador más, nos demuestra que en nuestro mundo tridimensional conviven con nosotros múltiples y diferentes seres y formas de vida. Que no las veamos, que no las percibamos, no significa que no existan. Algunos de estos seres y formas de vida están mucho más evolucionados que los seres humanos y pueden visitar otras dimensiones ajenas a la suya.

Uno de los principales motivos por lo que nos visitan seres de otras dimensiones, son el acopio de energía. Son seres mucho más avanzados que nosotros pero que tienen la misma limitación vital que la que sufrimos los humanos: necesitan alimentarse para poder seguir viviendo. En la escuela nos enseñaron que la humanidad se encuentra en la cúspide de la pirámide alimentaria, pero Corrado Malanga piensa de forma diferente:


La humanidad no esta en la cima de la pirámide. No estar encima de la pirámide implica que nuestro "libre albedrío", que muchos han creído, es solamente una pura ilusión. Son "otros" los que dirigen el destino de la humanidad, del mismo modo que las ovejas y las vacas dependen del ser humano. Estos "otros" lo tienen todo controlado y no nos esconden que provienen de una dimensión que nada tiene que ver con la nuestra.

En el billete de un dolar podemos comprobar como estos seres "superiores" se enorgullecen de estar en el top de la piramide, a pesar de provenir de otra dimensión diferente a la nuestra. El ojo que todo lo ve desde la cima de la pirámide proviene de un lugar donde las 3 dimensiones no existen.

Si observamos detenidamente la famosa pirámide impresa en el billete de dólar, vemos como la imagen está dibujada en tres dimensiones. Son las tres dimensiones con las que está formado todo nuestro mundo dual que nos rodea: la altura, la amplitud y la profundidad. Pero cuando observamos el triángulo y el ojo que coronan a la pirámide, nos percatamos que carecen de profundidad, dando a entender que provienen de un mundo diferente donde solo hay dos dimensiones, alto y ancho. Un triángulo y un ojo que no son de este mundo pero que, sin embargo, lo quieren vigilar sin que nada se les escape.


La pirámide dibujada en tres dimensiones tiene 13 niveles de bloques de piedra. El triángulo en dos dimensiones que corona la pirámide ocupa el nivel 14. Recordemos que el número catorce es considerado "número sagrado y perfecto" al ser el cuadrado del número 7. Desde el nivel 14 unos seres que no son de "por aquí", tienen controlado a sus pies todo el percal.

Que unos seres de otra dimensión tengan la necesidad de alimentarse, no implica que su comida tenga que ser la misma que la nuestra. Al ser de otra dimensión necesitan un tipo de alimento de "alto valor energético" que nada tiene que ver con carnes y verduras, ni con proteínas o carbonos. Estamos hablando de una fuente de energía muy sutil, pero extremadamente poderosa, me estoy refiriendo a la energía de nuestras almas.

Estos seres superiores mantienen a la humanidad encerrada dentro de una prisión con la que consiguen grandes cantidades de la frecuencia alimenticia que ellos precisan para existir. Nos gobiernan mediante unas fuerzas que nuestra percepción sensorial no percibe. Aquí esta la clave.

Estas fuerzas operan dentro de los cuerpos humanos, utilizándonos como portales de ingreso a nuestro mundo. Provienen de un lugar en donde no se necesita que ningún cuerpo ejecute las funciones de contenedor. Ingresan a nuestra realidad utilizando cuerpos humanos y son los inventores del famoso "divide y vencerás".

Pero no estamos hablando de nada nuevo, estos seres nos dirigen y manipulan desde los inicios y en todas las creencias y religiones del Planeta encontramos su presencia.

Los gnósticos a estos seres los llaman Arcontes.

Para los cristianos se trata de los famosos Demonios.

En el Islam son llamados Jinn.

En las corrientes herméticas, estos seres son llamados "Señores del Destino".

En el sufismo reciben el nombre de Shaitans.

Para el chamanismo y el escritor peruano Carlos Castaneda, el nombre que se les da, no tiene desperdicio: Predador, siendo denominado por Castaneda como "El tema de todos los temas"

En los escritos de Sri Aurobindo se utiliza un nombre muy esclarecedor, son las llamadas "fuerzas hostiles".

Gurdjieff los denomina "magos endemoniados"

Para los nativos norteamericanos, nos encontramos ante Wetiko.


Hace mucho tiempo que convivimos con ellos, pero seguimos discutiendo su existencia por una razón bien sencilla: no los podemos ver.

Si no lo veo,... no lo creo. Sin lugar a dudas, los humanos somos bastante gilipollas.

Por algo será que Carlos Castaneda lo llama "el tema de todos los temas".

Johnny McClue 2018

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