domingo, 3 de diciembre de 2023

Análisis simbólico actualizado de La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí


Hace tres años publicamos una serie de tres artículos consecutivos en que realizábamos el análisis simbólico a La Batalla de Tetuán pintada por Salvador Dalí. Se trata de una de las obras de Dalí menos comprendida al estar repleta de muchos detalles simbólicos y numéricos que han pasado desapercibidos a la mayoría de expertos. Estos símbolos y números repartidos por toda la obra son la clave de lectura para poder comprender el motivo por el que La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí no muestra una lucha sangrienta entre españoles y musulmanes.

Con motivo de celebrar los tres millones de visitantes en nuestro sencillo blog, nos ha parecido oportuno actualizar los tres artículos del análisis que realizamos y convertirlo en un solo artículo. En dicha actualización aportamos nuevas pruebas que demuestran que La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí es un hermoso canto a la paz con la vista puesta en dos lienzos: "El Guernica" de Picasso y "La Guerra" de Henri Rousseau.

La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí es una especial versión del cuadro que, con el mismo título, pintó el pintor catalán Mariano Fortuny entre 1862 y 1864 por encargo de la Diputación de Barcelona. Las dos obras se caracterizan por sus grandes dimensiones. Esta es La Batalla de Tetuán pintada por Mariano Fortuny con 972cm. de largo por 300cm. de alto:


 Y esta es la versión que pintó Salvador Dalí con 396cm. de largo por 304cm de alto:



La Batalla de Tetuán pintada por Dalí esconde muchas cifras numéricas entre tanto caballo desbocado. La afición de Dalí por los números queda reflejada en multitud de obras en donde la Numerología y la Onomancia son bien patentes. Una de las obras de Dalí con más referencia a los números es justamente el cuadro que hoy analizamos pintado en 1962 y que actualmente "reside" en un museo de Japón.

Esta particular versión de la batalla entre España y Marruecos que Dalí pintó en 1962, se exhibió por primera vez en una exposición en el Salón del Tinell, frente a la versión de la misma contienda que Fortuny había pintado con anterioridad. El cuadro ha pasado a la historia como un homenaje que Dalí quiso ofrecer a tres de los héroes que los catalanes tienen con respecto a esta batalla:
  1. Un homenaje al ejército de voluntarios catalanes que contribuyeron a la decisiva victoria
  2. Un homenaje al General Prim que era natural de Reus
  3. Un homenaje al pintor Fortuny que también había nacido en Reus.
Sin embargo, cuando observamos detenidamente la versión que Dalí pinta de la Batalla de Tetuán, el ejército español brilla por su ausencia. En toda la obra no se percibe ni una barretina roja, ni ningún estandarte catalan o español. Está muy claro que todos los soldados representados en esta pintura de Dalí son musulmanes, sin discusión simbólica posible. Solamente el brazo con el sable que sobresale por la esquina superior derecha, pertenece a un oficial de la caballería española.

Cuando los números árabes hacen batallas


A la hora de pintar su especial versión de la Batalla de Tetuán, Salvador Dalí tuvo muy presente que el pueblo árabe es el padre del sistema numérico que empleamos hoy en día. La obra está repleta de números encriptados entre los árabes y sus caballos. Algunos de esto números son muy evidentes y tienen proporciones considerables, mientras que otros son pequeños y su localización no es sencilla. El propio rostro de Salvador Dalí está rodeado por un número dos y el brazo que porta su lanza forma un claro número 4, mientras que sobre su hombro izquierdo asoma un pequeño número 3.


Los números que La Batalla de Tetuán tiene encriptados, no han pasado desapercibidos por la mayoría de críticos de arte. Pero desgraciadamente muy pocos son los que han comprendido el profundo significado que en esta versión daliniana tiene tanto número oculto entre siluetas de jinetes y caballos. Es muy común encontrarse por la red con el siguiente tipo de deducciones, en donde se aplica el ridículo calificativo de "números esotéricos":
"En la versión de Salvador Dalí de la contienda hispano-marroquí, destaca el hiper-realismo de los caballos, aunque incorpora temas propios como la figura de Gala arriba y unos esotéricos números camuflados por doquier".

Bajo mi modesto punto de vista simbólico, La Batalla de Tetuán pintada por el artista de Figueras es un homenaje al pueblo árabe del que Dalí estaba convencido que era descendiente. En diversas ocasiones a lo largo de su vida el pintor de Figueras manifestó su absoluta convicción de poseer ADN de los pueblos del Norte de Africa.

Como iremos viendo en el análisis simbólico de esta obra, estos números son de todo menos esotéricos. Es cierto que la obra contiene un sin fin de números más o menos ocultos entre tanto árabe cabalgando. Pero dichos números no están repartidos a diestro y siniestro a lo largo de la obra, solamente están concentrados en la parte central y la parte izquierda del cuadro. Toda la parte derecha carece de números.

Pero la importancia que Dalí da a los números en esta versión tan particular de la batalla es tal, que en el centro geométrico de la obra encontramos su terrenal número 7 claramente colocado en el interior de su celestial número 8. Si trazamos unas diagonales que unen las esquinas opuestas del cuadro, las dos diagonales se cruzan exactamente en el centro de este número 8 que, a su vez, contiene un 7. 


Dicho número 8 tiene a su derecha un gran número 5 junto al rostro de Dalí, mientras que a su izquierda tiene un claro número 7 al lado del rostro de Gala.



¿Que motivo puede haber para que Dalí en el centro geométrico de su pintura haya colocado un número 7 dentro de un 8?
Para poder contestar esta pregunta hay que tener presente la forma con que Salvador Dalí contemplaba la importancia de cada uno de los números que forman la primera decena. Para ello tenemos que trasladarnos a unos tiempos muy admirados por el pintor catalán: el Mundo Clásico.

En la Grecia Clásica el número 7 se consideró un número perfecto y sagrado. Son el mismo número de días con los que los llamados "libros sagrados" cuentan que Dios creó todo este tinglado. Por lo tanto, el 7 era considerado como lo máximo y lo perfecto, un concepto parecido al que actualmente tenemos nosotros con el número 10. El siete era considerado el número de la perfección, la máxima puntuación posible. Bajo este contexto, el 7 equivalía al nivel más alto que un ser humano puede alcanzar en la tierra, mientras que el 8 se consideraba que ya no pertenecía a este mundo. Para esta forma de concebir el universo, el 8 es un número divino que se relaciona con la vida celestial, una vida que nada tiene que ver con la terrena.

Salvador Dalí tenía una verdadera pasión por la frontera entre lo terrestre y lo divino. por tal motivo coloca en el centro geométrico de su obra un ocho y un siete. Hay otra pintura de Dalí que refleja a la perfección esta forma de valorar los números. Nos estamos refiriendo a la pintura titulada "El número secreto de Velazquez". Ya dedicamos todo un artículo a analizar esta curiosa obra que muy pocos han entendido.

Con respecto al motivo del porqué de tanto número repartido en este cuadro, el propio Dalí nos fue dejando pequeñas pistas que, desde una óptica simbólica, no pueden pasarnos desapercibidas. En la curiosa auca titulada "El triomf i el rodolí de la Gala i en Dalí", uno de los versos en catalán nos recuerda que en la pintura de La Batalla de Tetuán existen "unas cifras árabes que hacen batallas de Tetuán". Dalí dibujó con tinta china las diferentes viñetas que forman esta auca durante el mismo periodo en que estaba materializando su particular visión de la contienda entre España y Marruecos.


El propio Dalí nos lo explica en este "rodolí" del auca de forma gráfica y literal, no se tratan de números esotéricos, solamente son cifras árabes librando una batalla. Unas cifras árabes que hemos acabado utilizando en todo el Planeta Tierra.

Que en el cuadro no se vea ningún soldado voluntario catalán, no quiere decir que Dalí se haya olvidado de ellos. Que en toda esta reproducción de la batalla no se perciba ni gota de sangre, ni que tampoco se muestren miembros amputados, no significa que Dalí se hubiera olvidado de los voluntarios catalanes que regresaron dentro de un ataúd. Cada uno de estos elementos sobrepuestos tiene un profundo significado simbólico que nos demuestra que Dalí tenía a su querida Cataluña en su mente cuando realizó esta particular versión de la batalla. El problema es que la mente de Dalí cuando pintaba trabajaba en "modo surrealista". Y como veremos en este análisis simbólico, el "surrealismo" de Dalí tiene unos profundos fundamentos simbólicos.

Al contemplar esta enorme pintura de Dalí dedicada a la guerra (304 x 396 cm.), uno se percata de inmediato que en sus cuatro esquinas aparecen una serie de objetos y motivos que están sobrepuestos (fuera de encuadre) al resto de la escena. Esta sobre posición de estos elementos en cada una de las 4 esquinas, no parece casual.



Estos elementos sobrepuestos que aparecen desde las esquinas de la obra son:
  • Un brazo agarrando a un martillo por encima de un fusil que aparecen desde la parte inferior izquierda
  • Un palo que aparece desde el lateral izquierdo inferior paralelo al fusil
  • La cabeza y espalda de un hombre de tez morena que desaparece de escena por la parte inferior derecha
  • El brazo de un oficial que sostiene un sable en la esquina superior derecha
  • Una carga "voladora" del ejército berebere junto al sable del oficial
  • La figura de Gala y su coronación en los cielos como Gran Madona en la parte superior central
  • El cuerpo de un caballo negro que aparece por la esquina superior izquierda por delante de un brazo  que empuña un cuchillo o puñal.
El análisis simbólico de todos estos elementos sobrepuestos a la escena principal nos va a mostrar por que la visión de esta batalla por parte de Dalí es completamente diferente a las versiones realizadas de la misma batalla por otros pintores. Empezaremos analizando, bajo una perspectiva simbólica, el brazo con el martillo, el fusil y el palo de la esquina inferior izquierda.


El jeroglífico de la Batalla del martillo

Podremos comprobar que el martillo, el fusil y el palo están anunciando el título de la obra como si de un jeroglífico se tratara. Desconozco si soy el primero en descifrar esta manera de reproducir de forma simbólica el título de la obra. No he encontrado en ningún lugar algunas conclusiones parecidas a las que un humilde servidor ha llegado por simple deducción simbólica. No soy ningún iluminado ni he recibido ningún mensaje dalineano del más allá. Solamente soy un gran aficionado a la Simbología que disfruta investigando los detalles que pasan desapercibidos a la mayoría de los mortales.

 
Para poder descifrar ciertos mensajes ocultos en las obras de Dalí, es imprescindible acudir al idioma francés, tal y como siempre me decía mi Profesor Lester. En sus clases Lester nos contaba que Dalí cuando creaba arte y pintaba pensaba siempre en francés. En la mayor parte de acciones surrealistas que Dalí realizaba, siempre solía estar presente el idioma francés.

Los 3 objetos que nos ocupan aparecen en escena desde la esquina inferior izquierda y no están afectados por el polvo que se levanta ante tanto caballo desbocado, dando a entender que no se encuentran cerca de la carga de la caballería berebere. Este detalle ya hace sospechar que muy probablemente no están plasmados por puta casualidad.
Es importante tener presente que el brazo de forma muy evidente se cruza sobre el fusil. Parece  estar hecho adrede.
  

Pasemos a analizar estos tres objetos desde una perspectiva simbólica que pueda proporcionarnos algunas pistas del motivo por el que surgen estos, y no otros, en un primer plano. Pero realicemos la investigación olvidando el castellano y pensemos en francés por unos momentos.

Empecemos analizando el martillo y el fusil. Estamos ante dos objetos de guerra, dos tipos diferentes de armas que en el mundo árabe eran muy habituales, tal y como podemos comprobar en este grabado de la Enciclopedia Francesa "Petit Larousse Illustré" de la edición francesa de 1916 en el apartado dedicado al mundo musulmán.


En la anterior ilustración de la famosa enciclopedia francesa podemos observar que se detallan diferentes objetos como muestra del mundo árabe. Entre las armas de guerra que se detallan encontramos nuestros dos objetos representados en el dibujo 5 (el martillo) y el dibujo 7 (el fusil).

Sin lugar a dudas, el arma de fuego que Dalí reproduce detrás de la mano con el martillo, es muy similar a los fusiles que tanto fueron utilizados en Africa. En la siguiente imagen podemos ver que los jinetes al galope portan este tipo de arma de fuego con un largo cañón.



Al fusil lo hemos podido diferenciar sin problemas, pero el martillo que lo acompaña es otra historia. Decíamos al principio que parecía un martillo especial, ya que Dalí reproduce un martillo cuyas formas no corresponden a la de los martillos clásicos. El martillo representado por Dalí tiene sus dos extremos cortantes, lo que le da un carácter único que lo aleja del típico martillo de carpintero o herrero.

Este martillo parece tener gato encerrado.

¿ Qué clase de arma o herramienta tiene sus dos extremos cortantes?

¿ Qué tipo de actividad requiere el empleo de un utensilio como el que Dalí nos ha pintado ?

La respuesta a esta pregunta tiene relación con un oficio medieval. Se trata de un martillo de picapedrero que era una herramienta fundamental con la que poder moldear los bloques de piedra recién salidos de las canteras de toda Europa medieval.


Dichos martillos de picapedrero se caracterizan por que sus dos extremos tienen perfiles diferentes que facilitan la tarea de pulir y nivelar los lados y las aristas de los bloques de piedra provenientes de las canteras.

Pero que nadie empiece a proclamar que con este elemento simbólico Dalí esta haciendo un guiño a la masonería.
Que no cunda la alarma conspiranoica!!!!!,
ya que el motivo de dibujar este martillo nada tiene que ver con los suelos ajedrezados, ni tampoco con los triángulos de ojos iluminados.

El enigma del martillo que aparece en la versión de Dalí de La Batalla de Tetuán, se empieza a aclarar cuando nos sumergimos en el idioma del surrealismo, el francés que tanto amaba Dalí y Gala. La pista definitiva para desvelar el enigma del extraño martillo la volvemos a encontrar en la pequeña enciclopedia ilustrada Larousse de 1916. Es en la página 985 donde descubrimos el nombre que los franceses dan a los martillos de los picapedreros: "TÊTU"


En francés "têtu" proviene de la palabra "tête" que significa cabeza, por tal motivo en francés "têtu" también se usa para definir las personas cabezonas, testarudas y tozudas.

Con el nombre francés de este martillo tan especial hemos encontrado una gran similitud fonética con "Tetuán", el lugar de la contienda bélica que da título a la pintura de Dalí. Si entre estos tres objetos encontráramos una relación o similitud con la palabra "batalla", podríamos afirmar que dichos objetos simbolizan el título del lienzo de Dalí. Pero he de reconocer que estuve muchas semanas investigando sin encontrar rastro alguno que relacionara los tres objetos que nos ocupan con la palabra batalla. Hasta que un buen día leyendo el apasionante libro de  Ricard Mas titulado "Dalí y Barcelona" encontré la respuesta a mis pesquisas bélicas.

En dicho libro Ricard Mas dedica un capítulo a la Batalla de Tetuán en donde se reproduce una fotografía que la familia Bea cedió al escritor para que figurara en el libro dedicado a la relación de la Ciudad Condal con el pintor de Figueras. Se trata de una fotografía en blanco y negro donde Dalí se enfrenta a un curioso combate espadachín contra el periodista Pal Latore. La fotografía se realizó los días en que Pal Latore ejerció de modelo disfrazado de general que empuña un sable.

El combate es curioso y desigual porque Dalí se enfrenta a la lucha con su bastón de madera, mientras que Pal Latore empuña un auténtico sable de general de caballería. Es el sable y la mano que Dalí reproduce en la parte superior derecha de la obra. Por contra el "arma" que empuña Dalí es un típico bastón de madera, muy similar al solitario palo que aparece en la pintura paralelo al fusil.


Entre ambos espadachines aparece el gran Isidoro Bea en una acción muy concreta: enfrenta las armas de ambos contrincantes y las posiciona formando una perfecta X. Se trata de un claro gesto con el que Bea posiciona en sentido perpendicular las respectivas armas de cada uno de los dos contrincantes y nos recuerda la temática de la obra: lucha, enfrentamiento, división, guerra.
Dalí y Latore en dicha fotografía están batallando.
Lo que Isidoro Bea está orquestando es, ni más ni menos, que una batalla!!!!

Cuando Dalí hacía este tipo de acciones, le caían sobre sus espaldas críticas por doquier. Que si Dalí esta loco,... Que si Dalí es un niñato mimado,... Que si Dalí es un exhibicionista,... Que si solamente quiere llamar la atención, etcétera, etcétera y etcétera.

Pero bajo mi modesto punto de vista, todo lo que hacía Dalí delante de una cámara tenía siempre un profundo significado. En este tipo de situaciones, Dalí jamás improvisaba, sino que creaba. Es en estos momentos en donde Dalí se mostraba como lo que realmente era: una gran alma creadora. Una gran alma creadora que constantemente estaba jugando con su entorno. Pero los juegos de Dalí nunca se basaban en la realidad, los juegos de Dalí eran siempre completamente surrealistas. Es por este motivo que mucha gente lo tilda de loco-exhibicionista y no comprende su obra, sus gestos, sus disfraces y sus extraordinarias performances surrealistas.

Mi querido catedrático italiano Corrado Malanga ya lo afirma en sus trabajos: 
"Las almas vienen a este Universo holográfico a experimentar la dualidad. Para ellas dichas experiencias son como un juego infantil donde se lo pasan bomba. No existen espíritus creadores, solamente son las almas las que tienen la virtud y el poder de crear."
En la foto del libro de Ricard Mas, Bea parece el encargado de enfrentar las armas de los dos contrincantes antes de que la batalla entre ellos de comienzo. Según parece, los tres personajes se lo están pasando bomba, realmente se asemejan a tres niños jugando. Pero sus tres rostros les delatan y dan a entender que aquella posición en X de las dos armas tiene una divertida significación.

De todas formas, hay que aclarar que la afición de Salvador Dalí por los espadachines y las batallas, no es nueva,... viene de muy lejos:


Conviene que recordemos lo que el propio Dalí escribió acerca de lo acontecido en el auca que también escribió en 1962:
"unas cifras árabes que hacen batallas de Tetuán".

En francés "Bataille" es una palabra que proviene de "battre" que a su vez se relaciona con "bâton" que en castellano significa palo o bastón.

Un palo o bastón es lo que ya hemos dicho que acompaña al martillo y el fusil.

Llegados a este punto, solamente tenemos que recordar que en francés el número uno se escribe "un". Y acto seguido ya podemos descifrar el enigma simbólico del martillo enfrentado al fusil junto al solitario bastón.

Simbolizan de forma surrealista el título de esta pintura plagada de números que Salvador Dalí contaba que se imaginó mientras observaba las formas que le sugerían las líneas impresas de escritura de los artículos impresos en periódicos y revistas.


LA BATAILLE DE TÊTU UN, DEUX, TROIS, ....

Al comenzar este análisis simbólico comentábamos que desconozco si con anterioridad algún otro mortal había llegado a conclusiones similares. Pero si este sencillo blog es el primero en relacionar al martillo, al fusil y al bastón con el título de la pintura, sería conveniente que esta información llegara al museo japonés en donde esta expuesto permanentemente. No todos los museos tienen el honor de exhibir un cuadro cuyo título esta pintado al más puro estilo de los jeroglíficos egipcios.

Y es que Dalí,... era mucho Dalí!!!!



Dentro del análisis simbólico que le estamos realizando de La Batalla de Tetuán, vamos a centrarnos en los elementos que se encuentran "volando" en la parte superior del cuadro. En dicha parte superior visualizamos suspendidos en el aire a un caballo, una virginal Gala, unos jinetes musulmanes y un sable. Analicemos simbólicamente todos estos objetos sobrepuestos en la parte superior de a obra.


Cuando al caballo volador le cortan su cola

Comencemos con el análisis simbólico de el jinete y el caballo que aparece sobrepuestos en la esquina superior izquierda. Se trata del cuerpo de un caballo cuya cabeza ya no sale pintada en el lienzo. El caballo aparece en posición de avanzar galopando en el aire y su poderoso avance parte en dos una vara redonda de madera que se le cruza a su paso. Llama la atención lo que podría ser la cola, ya que parece tener una forma poco habitual en un equino.


Justo en la esquina superior izquierda asoma un extraño brazo que empuña una espada, mientras que a la derecha del caballo aparece una extraña y larga pierna con su pie apoyado en una zona desértica. La forma de las extremidades de esta figura que sujeta un cuchillo y apoya su pie en la escena recuerda a la forma del protagonista de otro cuadro de Dalí relacionado con la guerra. Me refiero a la obra titulada "Construcción blanda con judías hervidas (Premonición de la Guerra Civil) que Dalí pintó 6 meses antes de que estallara la guerra en España. Los críticos consideran a este cuadro como un monstruo amorfo que, representando a la guerra, se hace daño a si mismo al estar estrangulando sus propias carnes.


Sin lugar a dudas se trata del mismo tipo de extremidades que Dalí volvió a pintar en 1962 en su particular versión de la Batalla de Tetuán, un lugar desolado y desértico donde la vida ya no existe. El árbol calcinado y la desolación que encontramos junto al pie, es una buena muestra que la guerra arrasa, destruye y calcina todo a su paso.


De todos los elementos sobrepuestos en La Batalla de Tetuán, la figura de las extrañas extremidades es la única que interactúa con la escena que el cuadro relata. El resto de elementos sobrepuestos no provocan sombra ni interactúan con la escena y personajes que componen esta versión tan especial de la contienda africana.

La mayoría de críticos de arte afirman que el pie que pisa la llanura representa a la opresión de la colonización española en Africa y América. Pero una vez que estudiemos detenidamente estos elementos, veremos que Dalí cuando los pintó no estaba pensando ni en Hernán Cortés, ni en los hermanos Pizarro.



Rousseau & Picasso connection

Este caballo galopando en el aire tiene una conexión directa con una de las obsesiones de Dalí: el pintor malagueño Pablo Picasso. De joven Dalí admiró con devoción a Picasso, pero conforme se hizo adulto la devoción se convirtió en competición. Y en cuestiones competitivas Dalí siempre quería ganar. Pero competir contra Picasso no es tarea sencilla y Dalí siempre fue a remolque del gran pintor malagueño. La propia ciudad de Barcelona es un ejemplo: Picasso en la Ciudad Condal tiene hasta un museo propio, mientras que Dalí en Barcelona no tiene a su nombre ni tan solo una calle o una avenida.

Pero en 1962 Dalí estaba en plena competición contra el ya consagrado Pablo Picasso. Y si Picasso tenía una obra de grandes dimensiones dedicada a la guerra, Dalí no podía ser menos pintando su gran homenaje a la Batalla de Tetuán. Y si el Guernica tenía un caballo como protagonista, La Batalla de Tetuán de Dalí no podía ser menos.


Veamos, el Guernica de Picasso tiene tres animales entre sus protagonistas: un caballo (4), un toro (2) y una paloma (3). El caballo del Guernica ocupa un lugar central en la obra, justo debajo de la luz que ilumina la escena. Por contra el caballo volador de Dalí se sitúa en la misma esquina que ocupa el toro del Guernica de Picasso.

Llegados a este punto hay que suponer que Dalí a la hora de pintar su caballo volador debió de tener en mente  un caballo de guerra negro que galopa por el aire montado por alguien que porta un largo cuchillo. Pues bien, hay un pintor, Henry Rousseau, muy admirado por Dalí que tiene una obra titulada "La Guerra" que tiene demasiadas similitudes con el caballo volador de Dalí para que sean puras casualidades.

LA GUERRA DE HENRY ROUSEAU

En 1894 el pintor francés Henri Rousseau pintó el cuadro titulado "La Guerra" donde una figura femenina vestida de blanco aparece cabalgando un extraño caballo de color negro que galopa en el aire por encima de cuerpos humanos mutilados. La jinete porta en la mano derecha una espada y en la mano izquierda una antorcha. Los árboles que rodean a la escena parecen completamente calcinados y destrozados mientras unos cuervos empiezan a picotear a las desgraciadas víctimas de la violencia y la codicia de los seres humanos.

Algunos expertos en pintura afirman que Picasso se inspiró en el cuadro de Rousseau cuando pintó su famoso Guernica. Pero bajo mi modesto punto de vista, cuando Dalí empezó a diseñar La Batalla de Tetuán, también tuvo bien presente la simbología que Rousseau utilizó al pintar "La Guerra".

La mujer con el vestido blanco del cuadro de Rousseau cabalga a un caballo que se lleva por delante a todo lo que se encuentra. Hasta una pobre rama de árbol queda literalmente partida en dos por culpa de la potencia del avance del equino. Una excelente simbolización de la guerra y sus desastres.

Pero,...
¿No habíamos dicho que en el cuadro de Dalí el caballo parte en dos una madera redonda?



Pues mira que casualidad que en el caballo de Rousseau haya una rama partida en dos por culpa del impetuoso avance del equino. En las dos pinturas el caballo se lleva por delante todo lo que encuentra a su paso, que en los dos casos es una rama la que el caballo atropella y rompe en dos partes. Casualidades de la vida??????


Pero sigamos analizando las similitudes entre la pintura de Rousseau y la de Dalí, debido a que las casualidades no terminan con la ramita partida en dos.
¿No estaba empuñando una espada el brazo que aparece detrás del caballo de Dalí?


Pues mira que casualidad que la amazona de Rousseau tambien empuña una espada desenvainada mientras galopa.


Si a estas casualidades le añadimos que los dos caballos se encuentran literalmente suspendidos en el aire, no hay duda que Dalí tenía entre ceja y ceja a Rousseau y, como veremos a continuación, también a Picasso.

Anteriormente ya hemos comentado que la cola del caballo de Dalí tiene una extraña forma y configuración. Esta cola del caballo volador de Dalí no parece natural y hasta podríamos interpretar que la espada acaba de cortarla en dos. Pero aún así, sigue siendo rara y muy poco natural, cosa poco común en Dalí, a no ser que esta cola también tenga gato encerrado.

La explicación a esta extraña cola la encontramos al observar la cola del toro del Guernica de Picasso y comprobar su extraordinario parecido con la cola que Dalí pinta a su caballo justo en la misma esquina superior izquierda. El mismo tipo de cola pintada en el mismo lugar de la obra.



La cola del toro de Picasso no esta cortada, pero el parecido y situación es tal,... que no puede ser casual!!!!!


En muchos análisis simbólicos del Guernica de Picasso se afirma que el toro es un autorretrato del pintor malagueño y que gira su cabeza hacia el otro lado ante tanta desgracia y muerte representada en la obra.

Pues bien, si Picasso en el Guernica es el toro,.... Dalí en La Batalla de Tetuán le corta la cola por la puta cara!!!

En el mundo del toreo cortarse la coleta equivale a que el torero se retira y deja de practicar publicamente el arte del toreo.
¿Nos está diciendo Dalí que en 1962 era mejor que Picasso se retirara del oficio de artista?

En mi querido mundo de los arquetipos, cortar el pelo del adversario equivale a dejarlo sin fuerzas, pero yo aquí no me meto y prefiero que Dalí y Picasso laven sus ropas dentro de sus casas.



Othar, el caballo de Atila

Hay un detalle simbólico muy importante a tener en cuenta con el caballo de Rousseau y el de Dalí. Los dos equinos no lucen ningún tipo de adorno u ornamento. Si nos fijamos en los demás caballos representados por Dalí en el cuadro, todos ellos lucen preciosas sillas de montar, estribos y bellos ornamentos en cuero. Pero sin embargo, el "caballo volador" aparece completamente "en pelota picada".

¿puede haber alguna razón por la que el caballo de Rosseau y el de Dalí estén pintados sin ornamento alguno?
Pues, puede ser que si,....
En toda la historia de la caballería europea, solamente ha existido un ejército que haya cabalgado sin ornamento en sus caballos: la caballería del ejército del pueblo de los Hunos.

El pueblo de los Hunos consideraban a sus caballos como seres sagrados que en las batallas se comportaban como las prolongaciones de cada uno de los jinetes. Por tal motivo los hunos cabalgaban sus caballos de raza Tartán, sin ningún tipo de adorno ni ornamentación. Para los hunos era ofensivo vestir a sus caballos con adornos colgados por doquier.

ATILA Y OTHAR

El gran líder y caudillo de los hunos fue Atila que entre sus enemigos se hizo famoso por su crueldad y sed de conquista. Ha pasado a la historia por cabalgar encima de un caballo de raza tartán y piel oscura que las crónicas nos cuentan que se llamaba Othar.

Los libros de historia, al hablar de Atila y su caballo Othar, nos incluyen una frase proveniente de la crueldad de la guerra en aquellos tiempos. Una frase que resume a la perfección la devastación y atrocidades realizadas en Europa por Atila y su ejército. Una frase que el paso de los siglos ha provocado que el caballo de Atila sea sinónimo de guerra.
"Por donde pisaba el caballo de Atila, la hierba no volvía a crecer jamás."


ATILA Y OTHAR

Anteriormente ya hemos hablado del la extraña y alargada pierna que surge de detrás del caballo volador y cuyo pie pisa el centro de una meseta completamente desértica y sin vida. Por donde pasa la guerra, nada queda.

Salvador Dalí en el centro de su obra nos coloca la prolongación de Atila y su caballo. Es el pie surrealista de la propia Señora Guerra que provoca un escenario completamente desolado y carente de vida.
Más claro que el agua:



Son demasiadas casualidades que solo pueden llevarnos a una conclusión simbólica: El caballo de Rousseau y el de Dalí representan a Othar, el caballo de Atila que por donde pisaba todo desolaba. Podría ser una de las razones por las que el caballo volador de Dalí tiene la cola cortada en dos. Dalí corta la cola del caballo que representa a la Guerra para dejarlo sin fuerzas tal y como también se cuenta en el mito de Sansón. Con el pelo cortado, el sujeto se queda sin fuerza sea el sujeto Picasso, Sansón o la Guerra.


Una batalla sin contrincante

Hay una cuestión que surge de inmediato cuando contemplamos La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí:
Si se trata de un homenaje a Fortuny, a Prim, a Reus y al pueblo catalán, ¿Por que no aparecen en el cuadro de Dalí soldados catalanes con barretinas rojas o con banderas y estandartes catalanes?

Todo el resto de pinturas que otros autores realizaron en recuerdo a Tetuán, tienen por protagonistas y héroes a los voluntarios catalanes. En la versión que anteriormente Fortuny había realizado, las barretinas rojas y las banderas españolas se aprecian de forma clara. Por contra en la versión de Dalí solamente los soldados musulmanes son los protagonistas. El único símbolo y elemento que pertenece al bando español está situado en la esquina superior derecha: el brazo de un oficial español que empuña un sable.

En el resto de pinturas relacionadas con esta batalla y realizadas por otros autores, las barretinas rojas de los voluntarios catalanes y los estandartes del ejército español se hacen bien patentes como podemos comprobar en esta escena del cuadro de Fortuny:



O en esta otra versión de la batalla realizada por Francisco Sans Cabot donde vemos en plena acción bélica, al General Prim y la bandera española junto a los voluntarios catalanes y sus típicas barretinas rojas:


No es de extrañar que Dalí tuviera bien presentes estas dos obras realizadas por dos grandes pintores catalanes del siglo 19. Fortuny era hijo de Reus y Sans Cabot de Gerona, aunque acabó en Madrid ejerciendo de director del Museo del Prado entre 1873 y 1881.

Sin embargo en la versión de la batalla de Salvador Dalí no observamos ningún voluntario catalán, todos los combatientes que refleja la obra son musulmanes, sea en tierra como en el cielo.
En el cuadro de Dalí no hay ninguna referencia a Cataluña,...

¿ Acaso el pintor de Figueras se olvidó de los 2000 voluntarios catalanes que lucharon en primera fila por que así ellos mismos se lo solicitaron al General Prim?

 ¿ O quizás en la obra los catalanes figuran de forma surrealista, como tanto le gustaba jugar a Dalí?

Llegados a este punto es conveniente que fijemos nuestra atención en otro de los elementos voladores que La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí nos ofrece en la parte superior del cuadro. Nos referimos a los jinetes musulmanes que aparecen suspendidos en el cielo bajo la gran hoja del sable que sostiene la mano del oficial español.



Dichos jinetes aparecen claramente a galope tendido pero suspendidos en el cielo. Pero si observamos detenidamente las figuras de estos jinetes voladores, nos damos cuenta que son la copia muy parecida de los tres jinetes que en el cuadro de Fortuny aparecen en primera fila.

FORTUNY

Sin lugar a dudas estamos ante una copia que Dalí realiza de la carga de la caballería musulmana representada en el cuadro de Fortuny en el centro de su obra. Hasta las correas de las riendas del caballo blanco delantero son de un color azul idéntico en ambas pinturas. En las dos pinturas el jinete de la izquierda viste de azul y levanta su brazo derecho en vertical, mientras galopa un caballo marrón 

Pero cuando observamos el modo en que estos caballos y jinetes están dispuestos en la versión de Dalí, una serie de preguntas nos vienen de inmediato a nuestra mente. La posición en que están colocados en el cuadro de Dalí estos jinetes musulmanes da a entender que huyen despavoridos ante la majestuosa aparición celestial que Gala realiza, como si de la Gran Virgen María recién coronada se tratara.




¿Por qué motivo los jinetes y caballos voladores de la versión de Dalí huyen aterrorizados?

¿Tendrán alguna relación con la majestuosa y virginal figura de Gala que se encuentra a su lado?

¿Por qué a la derecha de la figura de Gala hay unos personajes que coronan a una figura, como si de la coronación de una Virgen se tratara?

¿Por qué todos los anteriores elementos están representados todos ellos "flotando" en el cielo?

Y ahora llega la pregunta del millón:

¿Qué batalla de la historia europea se combatió en la tierra, pero también el cielo?

La respuesta a todas estas preguntas, nos la entrega la propia historia de Atila en una de las batallas más sangrientas y violentas acontecidas en el continente europeo. Fue una batalla tan cruel que la leyenda cuenta que los espíritus de los muertos en combate, continuaron batallando en el cielo. Se trata de una batalla que nada tiene que ver con el pueblo catalán, pero cuyo nombre tiene un increíble parecido fonético.

Nos referimos a "La Batalla de los Campos Cataláunicos" que en el año 451 enfrentó en el centro de Europa a Atila y su ejército contra una coalición romano-visigótica. Un grabado de Alphonse de Neuville titulado "Los Hunos y la batalla de los Campos Cataláunicos" nos dejó inmortalizado el cruel avance de la caballería del ejército de los Hunos:


ALPHONSE DE NEUVILLE
LA BATALLA DE LOS CAMPOS CATALAUNICOS

Al contemplar el anterior grabado, queda de manifiesto que por donde pasaba el ejército de los Hunos, la muerte y la desolación pasaban a ser los protagonistas de la escena. La Batalla de los Campos Cataláunicos también fue llamada Batalla de Chalons y algunos historiadores la llaman Batalla de Locus Mauriacus". La Batalla de los Campos Cataláunicos sirvió de inspiración para que el gran compositor Franz Litzt escribiera en 1857 uno de sus famosos "13 Poemas Sinfónicos".

Hay una pintura que nos muestra con todo lujo de detalles, como los muertos de la batalla de los Campos Cataláunicos siguen peleando en el cielo. Nos estamos refiriendo al cuadro del pintor Wilhelm von Kaulbach titulado "La Batalla de los Hunos" en que vemos representados de forma magistral las dos diferentes batallas que en esta contienda existieron: una en la tierra y otra en el cielo. En la tierra el protagonista es el cadáver del rey Teodorico rodeado de desolados y consternados visigodos. Mientras que en los dos extremos de la obra vemos como los espíritus de los guerreros muertos de ambos bandos ascienden al cielo y continúan batallando.


Wilhelm von Kaulbach "La Batalla de los Hunos"

El gran pintor italiano Rafael también dejó inmortalizado en un fresco del Vaticano a Atila y los hunos frente al Papa León X y su séquito cardenalicio. En dicha obra, la acción tanto transcurre en la tierra como en el cielo. En la tierra el Papa León X y sus cardenales tienen un encuentro con Atila y sus guerreros. Desde el cielo San Pedro y San Pablo acuden armados con sendas espadas a la cita terrenal con intenciones muy poco pacíficas.

RAFAEL en el VATICANO
En el fresco de Rafael la presencia amenazante de unos "voladores" San Pedro y San Pablo, asusta a todos los jinetes y caballos del ejército de los hunos. Hasta el propio Atila aparece acojonado y con sus dos brazos da a entender su gran sorpresa y asombro ante la aparición celestial de San Pedro y San Pablo. En el cuadro de Dalí la escena de una coronación y de una Gala virginal, parece ser lo que provoca que los jinetes musulmanes huyan despavoridos alejándose a galope tendido.

En el mundo musulmán está prohibido la adoración de ningún tipo de imagen. Por tal motivo en el arte musulmán no existe ninguna imagen de Mahoma ni de ningún otro profeta relacionado con el Corán. No es de extrañar que al ver la aparición de la virginal Gala, los sorprendidos jinetes musulmanes opten por la retirada y la desbandada general. La misma actitud que parece tomar Atila en el fresco de Rafael que decora el Vaticano.




Parece ser que Dalí pintó su particular versión de La Batalla de Tetuán con su mente puesta en la Batalla de los Campos Cataláunicos. Dalí, mientras pintaba su surrealista pintura de los voluntarios catalanes batallando en Tetuán, tenía los Campos Cataláunicos muy presentes. Tanto en el cuadro de Rafael como en el cuadro de Wilhelm von Kaulbach, nos encontramos con que la acción transcurre en dos escenarios, el cielo y la tierra. Los mismos dos escenarios bélicos que Dalí nos dejo plasmados en su versión de La Batalla de Tetuán.

El homenaje que Dalí hace a los voluntarios catalanes, al general Prim y a Fortuny,... es un homenaje completamente surrealista!!!

Con tanto surrealismo insertado en esta obra de Salvador Dalí, el título de este humilde análisis simbólico que hemos realizado, no podía ser otro:

"Gala y el caballo volador de La Batalla de Tetuán sobrevuelan unos surrealistas campos catalanes".






En diversos lugares he leído que Dalí para la escena principal del cuadro se inspiró en una fotografía de una carga berebere que fue publicada en la revista norteamericana Life. Desconozco si esto es cierto, pero me ha sido imposible encontrar dicha fotografía de Life. Como ya vimos en el artículo anterior, lo que si podemos afirmar es que la carga berebere que Dalí reproduce "volando" debajo el gran sable, es una copia de la carga central pintada por Fortuny en su cuadro de Tetuán.

Para poder analizar la escena general que Dalí nos muestra en este gran cuadro, puede sernos útil conocer como el propio maestro explicaba su particular versión del enfrentamiento entre España y Marruecos. Dalí explicaba que la composición general de la escena  fue una inspiración que tuvo un buen día leyendo el periódico. Pero Dalí no solía leer los periódicos como el resto de los mortales. A Dalí le fascinaban las formas que adquirían las líneas y los espacios de la escritura tipográfica impresa en los periódicos. Una de las páginas de los periódicos de aquellos días colocada en sentido inverso fue la que le inspiro la composición de su pintura.

Una Batalla sin sangre, sin heridos y sin enemigos

La versión de Dalí del enfrentamiento entre españoles y marroquíes no muestra ni sangre, ni barbarie. Tampoco vemos ningún soldado español, casi todos los personajes representados en la escena de la obra de Dalí son musulmanes.


La mayoría de los rostros de los jinetes musulmanes no se perciben y en su lugar es el color negro el que destaca. Parece ser que Dalí era conocedor de que el Islam prohíbe pintar caras y rostros humanos. Los pocos rostros que se perciben corresponden a sujetos que no siguen la ley del Corán, como es el caso de dos de los jinetes de primera fila: el propio Dalí y la mismísima Gala avanzando a todo galope.

Esta curiosa forma de representar a los árabes con rostro negro y rodeado por el turbante blanco, es utilizada por el pintor de Figueras en diversas de sus obras de la década de los 60. En dichos trabajos, los árabes y la molécula de la vida son los protagonistas, pero siempre los árabes aparecen sin rostro.






Es imposible poder contar el número de musulmanes que aparecen en La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí. En el cuadro se reflejan multitud de diferentes escenas donde musulmanes y números se mezclan y se apalean. No se perciben explosiones, ni cañonazos, ni tan siquiera el disparo de una arma. Los palos y las picas son las únicas armas con las que una multitud incontable de moros se apalea a diestro y a siniestro.

Dalí utiliza a lo largo de la escena diversas técnicas y formas con que reproducir las figuras de los guerreros musulmanes batallando a golpe de palo o pica. He aquí dos ejemplos:




Los números de Dalí son de izquierdas

Pero es curioso observar que ante tanta batalla, la sangre, los heridos y las explosiones brillen por su ausencia. Solamente se percibe una zona del cuadro en donde se reproduce algo parecido a una explosión. Ocurre justo debajo de las patas traseras del caballo volador de Atila y es una explosión numérica por excelencia pintada con los colores del fuego. Parece como si este lugar fuera la fuente desde donde emanan todos los números camuflados a lo largo de la obra.


Tanto número suelto es, sin lugar a dudas, un homenaje al pueblo musulmán que inventó el sistema numérico que hoy utilizamos. Pero los numeros no están repartidos por igual a lo largo de la obra, solamente la parte izquierda de la obra contiene números, en la parte derecha brillan por su ausencia. El encargado de marcar la frontera entre la zona con números y la zona sin números es el brazo derecho de Gala que con la espada desenvainada forman un claro número siete. Pues bien, este número siete de Gala es la cifra en toda la obra que esta pintada más a la derecha que el resto de números pintados en la obra. El siete de Gala marca la frontera  entre la zona con números y la zona sin números.

Que el encargado de marcar las diferencias sea un siete no es en absoluto casual. En el artículo dedicado a descifrar "El Número Secreto de Velázquez", ya explicamos que para Dalí el Número siete representa toda una declaración de principios. Tampoco es casual que la suma del largo y el alto de la versión de Dalí de La Batalla de Tetuán tenga al siete como máximo protagonista. Ya hemos dicho que esta obra de Dalí mide 304cm. de alto por 396cm de largo.
Pues bien:
304 + 396 = 700

En toda la obra solamente hay pintado un número ocho que está justamente en el centro matemático de la obra del pintor ampurdanés, tal y como hemos comentado al iniciar este análisis simbólico.



 Salvador Dalí nos demuestra con el detalle de colocar los números en la parte izquierda de la obra que durante toda su vida siempre estuvo atento a todos los avances científicos que se fueron realizando. La Batalla de Tetuán hace honor a todos los científicos que ayudaron en sus investigaciones a descubrir las diferentes partes y funciones del cerebro humano. La diferenciación de los dos hemisferios cerebrales de los humanos queda bien patente en La Batalla de Tetuán. Según la medicina, los números y las matemáticas se gestionan solamente desde el hemisferio izquierdo del cerebro humano. Y esta claro que Dalí tomó buena nota de ello, la distribución de los números en esta pintura, no deja lugar a dudas. Los números están en la izquierda, la parte derecha de La Batalla de Tetuán carece de números.


En este sencillo gráfico se puede comprobar la especificación de cada uno de los dos hemisferios cerebrales. Los números y las letras son gestionados por el hemisferio izquierdo. Las matemáticas y los números son de izquierdas, mientras que el arte y la música son de derechas. Y La Batalla de Tetuán es un excelente ejemplo de que Salvador Dalí conocía estos menesteres de nuestro cerebro.


Pisando y destrozando al Guernica de Picasso

Con respecto al número de cadáveres y heridos reflejados en la pintura, hay una gran diferencia entre la versión de Fortuny y la de Dalí.
En la versión de Fortuny de la batalla, aparecen diversos cuerpos de muertos y heridos que son pisoteados sin compasión por los jinetes musulmanes pintados en primer término.



Por contra, en la versión de Dalí solamente se ve un cuerpo pisoteado por el avance de los caballos que aparecen en la primera fila del cuadro. En todo el resto del cuadro Dalí no pinta a ningún otro moribundo, el resto de soldados y jinetes aparecen "vivitos y coleando". Ha llegado el momento de fijarnos en la pobre víctima de primer término que es pisoteada por el avance de la carga berebere capitaneada por el mismísimo Dalí con turbante. No hay duda que la pintura muestra como es el caballo de Dalí el que acaba de pasar por encima de este cuerpo boca arriba semidesnudo.


El cuerpo pintado por Dalí debajo de los caballos aparece boca arriba pero la pata delantera derecha del caballo de Gala no nos permite ver su rostro por completo. Sin embargo, su brazo izquierdo está extendido hacia el espectador de forma clara y evidente, el resto de su cuerpo queda mucho más escondido, entre tanto polvo y pezuña galopando. La mano de su brazo izquierdo se nos presenta con su palma y sus dedos mirando el cielo, con diferencia, es la parte del cuerpo que mejor definida está.



¿Porque motivo Dalí solamente pinta a un pobre desgraciado para que sea pisoteado por los equinos?

En las escenas bélicas similares pintadas por otros pintores, es habitual ver debajo de los caballos hasta niños y mujeres.

Con esta monopolización de muertos y heridos, ¿No estaremos ante otro guiño surrealista del pintor catalán?

¿Hay en la historia del arte una pintura famosa dedicada a la guerra y que solamente muestre a un soldado muerto?

Si, el Guernica de Picasso

Otra vez volvemos a encontrar un ejemplo de como las obsesiones de Dalí quedaron reflejadas en sus grandes obras,... y Picasso fue una de las grandes obsesiones del pintor de  Figueras. Las obsesiones de Dalí nos van a dar siempre el lugar desde dónde empezar a tirar del hilo.
La respuesta vuelve a estar en Picasso.




Picasso en todo su Guernica solamente pinta a un hombre muerto, el resto de personajes están vivos y son femeninos, o son animales. El soldado del Guernica aparece en la parte inferior izquierda debajo las patas delanteras del caballo que ocupa el centro de la obra. Picasso nos presenta a este soldado muerto boca arriba con un brazo derecho amputado y el izquierdo extendido con la palma de la mano mirando al cielo.

Tanto el Guernica como La Batalla de Tetuán muestran solamente a un muerto tendido boca arriba que extiende su brazo izquierdo. Demasiados parecidos para que solamente sea una casualidad. Hasta las posiciones de las manos son idénticas




El Monstruo de la Guerra aparece en escena

Ha llegado el momento de poner atención  a dos pequeñas y diferentes escenas que apenas son divisadas en una vista general del cuadro, pero que bajo mi modesto punto de vista, tienen un profundo significado simbólico. Se trata de dos escenas camufladas, a no ser que prestemos atención y nos preguntemos: ¿Qué demonios es lo que Dalí nos ha pintado?

La primera escena la encontramos debajo del caballo volador de Atila, se trata de una escalera de cuatro peldaños de piedra situada justo debajo de las dos patas delanteras del caballo de Atila. Por dicha escalera desciende un extraño animal que nos vuelve a recordar al monstruo de la guerra del que hemos hablado anteriormente. El monstruo aparece justo debajo de la pezuña delantera izquierda del caballo de Atila y se muestra descendiendo la escalera con una de sus extremidades finalizando con forma de pezuña que se apoya en el peldaño inferior.



La escalera de cuatro peldaños en cuestión, está situada entre los brazos de dos de los jinetes árabes que participan en la escena central de la carga berebere. Pero este extraño monstruo de color oscuro con sombras plateadas y pezuñas, nos lo volvemos a encontrar en otra escena del centro del cuadro. Llegados a este punto, es el momento de aclarar el número de muertos que aparecen en la versión de Dalí, porque en realidad, el pobre hombre pisoteado en primera fila no es el único muerto o herido. La obra muestra a otro muerto, que apenas es apreciable, pero que está más muerto que Matusalem.

Está situado entre la cabeza de la amazona Gala y el jinete árabe que cabalga a su izquierda. Un hombre con turbante blanco aparece muerto con su brazo izquierdo completamente tendido. El resto de su cuerpo no aparece ya que un extraño animal le está devorando sus entrañas y un reguero de sangre desciende por la roca. Es la única sangre representada en toda la obra. Una de las extremidades del monstruo termina en forma de pezuña y es idéntica a la que desciende por la escalera de 4 peldaños. Se trata del mismo extraño animal, es el monstruo de la guerra que desciende al escenario bélico y devora a las pobres víctimas sin compasión.




La guerra es la sal de la tierra y el muro un tributo a Lorca

En el centro de la obra hay un muro semi derrumbado por el paso de la guerra, justo detrás de la cabeza de Gala. El brazo derecho levantado de Gala empuña una arma y de forma conjunta forman un espléndido número 7 que aparece justo delante de la mencionada construcción derrumbada con forma de muro.

En 1962 aún faltaban muchos años para que el muro de Berlín y el muro de Trump fueran noticia en periódicos y noticieros. Pero Salvador Dalí tenía la lección de los símbolos y arquetipos muy bien aprendida y, en un cuadro dedicado a la guerra, no podía faltar el máximo exponente del "Divide y vencerás": un muro.



Dalí y su muro derrumbado es sinónimo de paz en un mundo sin fronteras donde la división no existe nunca más. La meseta de color gris que el muro parece querer defender, esta realmente desolada y sin vida. El pie de la guerra por donde pasa,... todo arrasa. Alrededor del pie, no queda nada, solo ceniza gris. Al contemplar esta meseta asolada todos los catalanes recuerdan una de las citas literarias preferidas de Dalí en su lengua materna:
"L'amor y la guerra son la sal de la terra"


Este muro derrumbado de La Batalla de Tetuán es una prueba más de que Dalí era un visionario que durante toda su vida vivió adelantado a su tiempo. La historia del siglo XX ha convertido el arquetipo del muro en un autentico símbolo de la opresión.

El muro separa, divide y dificulta el camino de cada uno de nosotros. Nuestro miedos y el muro están intimamente relacionados. Uno de los muros más famoso en todo el mundo es el "Muro de la Lamentaciones" donde los judíos se dan cabezazos en pleno siglo 21. En la siguiente litografía de Salvador Dali realizada en 1968, podemos comprobar la importancia simbólica que el muro tenía en la mente del maestro catalán.



Uno de los muros más opresores que Dalí dejo plasmado en su basta obra es el muro que separa los palestinos de los judíos en Israel. En la siguiente ilustración podemos comprobar como Dalí nos presenta este muro artificial que en Palestina solamente ha llevado separación, desgracia y muerte.


En la antigüedad los muros eran sinónimos de seguridad y confort. Durante siglos la humanidad ha estado jugando a invadir y saquear a todo hijo de vecino. Bajo este contexto, los muros proporcionaban un modo de poder vivir a salvo cuando una comunidad era atacada por algún vecino con hambre de conquistas.

El muro como arquetipo de separación y protección lo encontramos representado en la carta del Tarot número 19, donde la pareja protagonista permanece feliz y protegida, gracias a un muro que los separa del resto. A este importante arquetipo de separación, ya le dedicamos todo un articulo hace unos meses atrás.

Pero atención, este muro derrumbado que aparece en el centro de la escena, no es el único muro que Dalí nos pintó en su particular versión de la Batalla de Tetuán. Justo encima de la cabeza de Dalí, encontramos pintado a otro muro muy peculiar. Parece estar construido con el mismo tipo de ladrillo con el que está construido el muro que anteriormente hemos detallado. Sin embargo este segundo muro en uno de sus extremos termina con una piedra blanca en forma de número uno.



Este número uno de color blanco tiene una gran importancia simbólica y numérica en este cuadro de Dalí repleto de números. Se trata del único número uno pintado en toda la obra de forma clara. En la Batalla de Tetuán de Dalí podemos distinguir todo tipo de números, pero en toda la obra, solamente hay un número uno. Debe haber un motivo muy poderoso por el que Dalí solamente pintó este número uno de color blanco al final del muro.

Bajo mi modesto punto de vista simbólico, este muro blanco representa de forma magistral al mejor amigo de Dalí, Federico García Lorca, que en uno de los versos de su poema "La Sangre Derramada" nos muestra su repudio a la sangre y exalta a España diciendo:
"¡Oh blanco muro de España!"
Podemos empezar a comprender el motivo por el que el único número uno representado en el cuadro, forma parte de este muro situado justo encima de la cabeza de Dalí. No hemos encontrado en toda la obra ninguna otra representación numérica del 1. Salvador Dalí con este número 1 formado por bloques blancos está realizando un sincero y emotivo homenaje a su gran amigo Lorca.

La razón de todo esto nos la proporciona la Onomancia:
Federico nació en Fuentes Vaquero de Granada un cinco de junio de 1898
Por tanto, 5+6+1898=1909
1+9+0+9=19
1+9=10
1+0=1

El número de Federico García Lorca es el uno. En un anterior artículo ya compartimos que el número de Salvador Dalí es el tres y el de Gala es el dos.

Al tratarse de una obra relacionada con la guerra, Salvador Dalí tuvo bien presente a "La Sangre Derramada" de su gran amigo Federico García Lorca, realizándole un sincero tributo, al más puro estilo surrealista.

Sobre dicho muro de color blanco, observamos la única secuencia numérica ordenada en sentido creciente que contiene la obra. Los números de dicha secuencia,lucen en color negro ascendiendo en diagonal hacia la derecha y son el 4, 5, 6, 7 y 8, que van disminuyendo en tamaño según se alejan. Esta serie de números encadenados forman todos juntos un muro o barrera imaginaria que claramente separa a los árabes de la meseta central completamente desolada al estar pisada por el monstruo de la guerra.



Ha llegado el momento de empezar a encajar algunos elementos simbólicos que ya hemos estudiado anteriormente. Me estoy refiriendo al "têtu", el particular martillo de picapedrero que Dalí utiliza de forma surrealista para encriptar el propio título de la obra.

El martillo de picapedrero es con el que justamente se construyen los muros de piedra. El picapedrero se sirve del martillo para que cada una de las piedras encaje de forma correcta en su lugar. Pero esta clase de martillos también se utilizan para derribar y destruir cualquier muro de piedra, incluido el muro de Berlín. Cuando Dalí pintó La Batalla de Tetuán, aún faltaban unos cuantos años para que el Muro de Berlín fuera derrumbado a golpe de "Têtu". Sin lugar a dudas, este hombre nacido en Figueras manejó los símbolos y los arquetipos como si de un verdadero visionario se tratara, al más puro estilo Nostradamus.





Como podemos podido comprobar en las anteriores imágenes. el "têtu" que Dalí plasma de forma magistral en la esquina inferior derecha de su obra no construye,... sino que destruye las barreras que separan y dividen a todos los seres humanos.


Cuanto más profundizamos en la simbología utilizada por Dalí en este cuadro, más nos damos cuenta que este cuadro no es ni violento,... ni bélico.

Este cuadro es un canto a la PAZ!!!!!!


El chatarrero que se las pira

La vida por sí sola, suele ser cruel. En la vida animal encontramos miles de ejemplos. Pero lo que no podemos hacer los humanos es añadir más leña al fuego, con guerras y disputas por doquier. El Homo Sapiens con comportamiento pacífico puede alcanzar grandes metas. Pero un Homo Sapiens violento solamente tiene un camino a seguir, el de la extinción.

Bajo este contexto, los jinetes galopando en primera fila del cuadro con Gala y Dalí a la cabeza, no están batallando contra un adversario. Los jinetes de la versión de La Batalla de Tetuán se están alejando al galope de las atrocidades que el monstruo de la guerra ejecuta a sus espaldas, donde nada vivo ha quedado.

Solo hay una solución: alejarse con viento fresco, tal y como también hace el misterioso personaje de la esquina inferior de la derecha.



Se trata de un andrajoso sujeto del que solo vemos una parte, pues parte de su cuerpo se encuentra fuera del cuadro. De forma literal se podría decir que el individuo en cuestión se escaquea de la contienda.

Este pobre hombre no pasaba por casualidad cuando Dalí diseñó su versión de La Batalla de Tetuán.  En los análisis de los elementos simbólicos de este cuadro, hemos ido aprendiendo que el pintor catalán tenía la escena muy bien planeada. Si este tipo mal vestido está en primer plano en una de las esquinas, es por alguna razón o razones de máxima importancia para el genio de Figueras. No nos queda otra opción que empezar a sospechar que en esta esquina volvemos a tener gatito encerrado.

Parece la ropa de un herrero o de un chatarrero.¿Qué hace un herrero o un pordiosero paseando delante de La Batalla de Tetuán?

Veamos, el individuo en cuestión, va muy mal vestido. No parece que sea un soldado y por su forma de vestir tampoco parece el típico marroquí. Viste con una gruesa tela gris que inclusive también le cubre parte de su misteriosa cabeza con un detalle que no nos puede pasar por alto. Me refiero al extraño contorno rojizo de la parte superior de su cuero cabelludo.

Este sujeto es una especie de picapedrero, herrero o chatarrero que muestra una clara intención: alejarse de la batalla y desaparecer. Volvemos a tener gato encerrado, sin lugar a dudas. Es el momento de volver a meterse dentro del surrealismo de Dalí y pensar en francés, como el siempre hacia.

En francés un chatarrero es un "ferrailleur" y se trata de un término que también suele emplearse para las personas amantes a las disputas y las batallas.
Ferrailleur .- chatarrero, vendedor de hierro viejo.- persona que siempre discute y disputa.- un pendenciero .- espadachín
También lo encontramos relacionado con un verbo que tiene mucho que ver con espadas y sables:
Ferrailler .- acto de hacer chocar las espadas, batirse a sable .- espadachinear .- disputar vivamente
Salvador Dalí en su versión de La Batalla de Tetuán nos pinta "La Ferraille de Têtu" con el propio "ferrailleur" desapareciendo por una de las esquinas del cuadro. El sujeto que da la espalda a la escena principal y desaparece por la esquina derecha es la representación de la disputa y la lucha que se aleja y pasa de todo.

Estamos ante un cuadro sin disputa, sin batalla, sin lucha, sin cañones, sin bombas, sin sangre. Un cuadro que nos muestra a unos hombres y mujeres que han aprendido la lección.
En lugar de "La Batalla de Tetuán", Dalí lo hubiera podido llamar:
"Prohibido jugar al divide y vencerás"


Hay dos famosas frases francesas que muy bien podrían estar relacionadas con el misterioso individuo con el cuero cabelludo encendido que se las pira.

Hay una famosa frase en francés relacionada con la ropa vieja y andrajosa que reza:
"S'habiller avec des fripes"
equivale a "vestirse de gallo" o "ir vestido con ropa vieja"

Cuyo significado esta intimamente relacionado con la expresión "vestirse como un gallo" y, por tanto se relaciona con uno de los animales más importantes dentro del mundo de mi querida simbología: el gallo.

En francés el gallo se llama "coq". La expresión francesa "rouge comme un coq" equivale a "estar encendido como un gallo". Cuando Dalí pintó en rojo el contorno superior de esta cabeza,
¿tenía en mente esta anterior expresión?
¿con quién estaba pensando con tanto gallo encendido?

Todas las pistas acerca de la identidad de este sujeto, nos vuelven a llevar otra vez, a las más profundas obsesiones y envidias de Salvador Dalí. Se trata de uno de los pintores cubistas identificado con el gallo,... Pablo Picasso.



El propio Picasso se autorretrataba con su cabeza  aludiendo al gallo. Junto con el toro, el gallo es uno de los animales con que Picasso se identificaba a lo largo de su obra.



La tendencia a marcar en rojo la parte superior de su cabeza la encontramos en Picasso  hasta al final de su carrera en uno de sus últimos autorretratos realizado cuando tenía 90 años. Por tanto, La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí es muy anterior a este famoso autorretrato de Picasso.
¿Estamos ante una pelea entre dos de los mejores gallos hispanos que crearon arte durante el siglo XX?




El mundo del arte y las obsesiones de los artistas, están intimamente relacionados con la parte más oculta y profunda de sus seres. Son seres con una gran capacidad para crear desde la profundidad de sus egos. Se trata de un don muy escaso que no puede ser comprado. Los que poseen dicho don son los "verdaderos genios del arte".

La casaca agujereada del General Prim

Uno de los elementos que llama más la atención en el cuadro de la versión de Dalí es el enorme brazo y sable que aparecen sobrepuestos en la parte superior derecha de la obra. Se nota que para Dalí este brazo y el sable eran muy importantes. En el primer artículo dedicado a Tetuán ya comentamos que Dalí en este caso utilizó a un modelo vestido de general y provisto de un autentico sable (la foto de los dos espadachines). Recordemos que en toda la pintura, es el único combatiente que porta uniforme militar español.

El brazo derecho del general con el sable del cuadro de Dali tiene una herida en su antebrazo. La tela de la manga de la casaca azul del general de caballería, se muestra visiblemente rasgada.



Los expertos en arte opinan que con este brazo y este sable Dalí quiso rendir un sincero homenaje al héroe de la batalla, el General Prim. Pero ya hemos dicho que el brazo pintado por Dalí tiene toda la pinta de estar herido y tengo entendido que Prim en la Batalla de Tetuán no sufrió ninguna herida en el brazo.

Entonces, ¿Por qué demonios Dalí nos pinta el brazo derecho del militar español herido en el antebrazo de forma tan evidente?

¿Qué le rondaba a Dalí por su cabeza cuando pinto este enorme sable y brazo derecho con una herida en su antebrazo?

¿Otra vez estamos ante otro guiño surrealista relacionado con las obsesiones de Dalí?

Pues, esta vez no perdamos tiempo y vayamos a buscar una respuesta directamente en el Guernica de Picasso.

¿Hay por puta casualidad en el Guernica de Picasso, un brazo cortado que tenga una herida en el ante-brazo y que sostenga una espada??????

Bingo!!!!!!!!!
Si, el brazo del soldado muerto está claramente amputado, tiene una herida en el ante-brazo y su mano sostiene el mango de una espada rota.

Los expertos afirman que las dos rayas que se cruzan en el antebrazo amputado corresponden a marcas relacionadas con la flagelación. Pero todo parece indicar que Picasso quiso remarcar el punto exacto en que se cruzan. El antebrazo de Picasso y el de Dalí reflejan una herida en el mismo lugar.


En el Guernica el brazo aparece por el suelo y la hoja de la espada luce partida en dos. Por contra el brazo de Dalí se sitúa en las alturas celestiales y la hoja del sable reluce como si estuviera nueva.  Sin embargo, los dos brazos están heridos en el mismo lugar del antebrazo.

Que cada uno saque sus propias consecuencias ante tanto ego simbólico camuflado al óleo.


Salvador Dalí y la Paz

La versión de Dalí de La Batalla de Tetuan, no tendría que clasificarse como un cuadro bélico. En dicha versión encontramos los suficientes elementos simbólicos que nos definen de forma excelente la opinión que el pintor catalán tenía de la guerra: división, confrontación y violencia.

Dalí siempre fue un pacifista. A lo largo de su vida fue cambiando de parecer en otro tipo de cuestiones, pero la cuestión de la guerra,... siempre tuvo para Dalí el mismo significado: Guerra es igual a Mierda.

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en este curioso dibujo en donde un joven Dalí desea la muerte a la guerra. En dicho dibujo dedicado a Rusia, la pancarta de color blanco reza en catalán: "MUERA LA GUERRA":


La versión de Dalí de La Batalla de Tetuán, es un canto a la objeción de conciencia, al pacifismo y al recuerdo de que una pelea solo es posible si los dos bandos quieren pelear. En La Batalla de Tetuán de Salvador Dalí  todos los combatientes se convierten en practicantes de la objeción de conciencia.

Dalí nos anuncia un futuro cercano en que el ser humano dejara de jugar a las guerras porque nadie será soldado, ni sargento, ni capitán. El ser humano no ha venido a este mundo a batallar. Sus misiones en esta vida, nada tienen que ver con el verbo guerrear.

La Batalla de Tetuán es una batalla por la paz y el amor que el destino ha querido que fuera a parar a un museo de Japón, el país que sufrió en su piel las consecuencias del poder de los átomos y la estupidez humana.

Alguién tendría que avisar a los japoneses de que la PAX reside en uno de sus museos.

Afortunadamente los alumnos de la escuela Salvador Dalí de Figueras, lo tienen muy claro y no dudan en pregonar a los 4 vientos el mensaje pacífico que ya tienen incorporado en su ADN. Un buen ejemplo de ello es el mural que confeccionaron con sus propios cuerpos el 30 de Enero del 2018 en motivo de la celebración del Día de la Paz.



¿Batallar o no batallar?
Gala y Dalí amaban a la PAZ
El poder de la PAZ es inmenso, no hay suficientes números para poderlo contar
La Batalla de Tetuán y el poder de la PAZ
Es "La Ferraille du Têtu, un, deux, trois"

Johnny McClue 2023

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