lunes, 8 de febrero de 2016

El simbolismo del número 13, trece, XIII, La Muerte


Estamos ante uno de los números más populares y especialmente significativo para todas las personas supersticiosas. El trece es por excelencia el número diabólico que mas esta relacionado con la mala suerte. La misma Biblia nos da razones respecto a la mala fama del 13. En el libro del Apocalipsis el relato del fin del mundo comienza en el capítulo número 13. Por otra parte Jesús murió un viernes y junto a sus apóstoles formaba un grupo de trece personas, de ahí empezó la mala fama de los días trece caídos en viernes que con los años también afecto a los martes trece.

Pero no es solamente en la Biblia donde el 13 se relaciona con la mala suerte. Para los babilónicos el décimo tercer mes de los años bisiestos, era considerado como "un cuervo que trae mala suerte". Para los chinos el 13 es "el señor calamitoso" y en el Tarot la carta 13 es la carta de "La Muerte". Según la cábala existen 13 espíritus del mal.

Los 13 dioses del Olimpo
Zeus también tenía un cortejo de dioses formado por doce miembros, pero tanto Platón como Ovidio, consideraban que esta decimotercera plaza de Zeus, demostraba su superioridad y diferenciación frente al resto de los dioses.



El número 13 tiene una característica que muy pocos números tienen, pues forma parte de los números con que trabaja la proporción Aurea y la progresión Fibonnaci. Son los números que la Madre Naturaleza utiliza cada día en la construcción de todo lo que nos rodea y el número 13 esta dentro de la denominada "secuencia Fibonnaci":




El primer número con dos cifras de la secuencia Fibonnaci es precisamente el número 13 y el siguiente en dicha secuencia, ya es el número 21. Como veis, no son muchos los números con los que la Madre Naturaleza trabaja, por tal razón el 13 ha cautivado a todos los que han querido jugar a ser dioses.

De todas maneras si nos remontamos a los momentos iniciales de la historia del ser humano, el trece no era ni maligno ni negativo. El 13 en la época del matriarcado era considerado un número sagrado que estaba relacionado intimamente con el calendario lunar que en aquella época matriarcal se utilizaba.



En el calendario lunar el año tiene trece meses y en el último mes es cuando se producía la muerte del Sol coincidiendo con el solsticio de invierno. Cuando el patriarcado sustituyó al matriarcado, el trece paso a ser considerado un número diabólico y temido.

La mala fama del trece ha provocado que en la actualidad sea el número que nadie quiere tener o ocupar su lugar. En muchos hoteles no existe el piso 13 ni la habitación número 13. Cuando viajamos en avión, tren o bus, el asiento 13 suele brillar por su ausencia. En esto, como en todo, siempre hay la excepción que confirma la regla. No conozco a nadie que haya renunciado a cobrar su paga número 13 por miedo a la mala suerte y desgracias.

Existen ciertas agrupaciones que no parecen tener miedo a la mala suerte del 13. Un ejemplo de esto lo encontramos en el símbolo más alto que muestra la soberanía de los Estados Unidos de américa: "El gran sello" presente en todos los billetes de un dólar.
  • 13 flechas en la garra inferior izquierda
  • 13 hojas en la rama de la garra inferior derecha
  • 13 estrellas formando un pentagrama encima la cabeza del áquila
  • 13 franjas verticales del escudo central
  • 13 niveles formando la pirámide
  • 13 letras de ANNUIT COEPTIS
Trece días es la duración de la semana azteca. Para ellos el 13 esta asociado al 52, el siglo azteca, ya que 13 x 4 = 52. los soles primero y cuarto duran 676 años que es el resultado de multiplicar el 13 por el 52.

El número 13 se destaca del orden y de los ritmos normales del universo. Desde el punto de vista cósmico el 13 no armoniza con las leyes universales. El 13 agita el orden del macrocosmos y lo molesta turbando su reposo y equilibrio.


Ya hemos explicado que en el Tarot el 13 representa a "La Muerte". Suele representarse por medio de un esqueleto en pie con una guadaña en las manos con la que corta en pedazos tanto a hombres, como a mujeres, tanto a reyes, como a plebeyos. La tierra donde ocurre la escena está completamente negra pero entre los restos la vida vuelve a resurgir la vida y el agua continua su camino hacia la luz.

La carta de la La Muerte implica una transformación, dónde hay que deshacerse de lo viejo y dar paso a lo nuevo. Todo en la vida es cíclico y nada perdura, de ahí la importancia a transformarse que es una palabra que habla por sí sola. Estamos ante la acción dónde nuestro ser cambia de forma, se transforma.

Como no podía ser de otra manera el 13 también tiene relación directa con el poder, el dinero y la élite. Trece son los linajes de las familias que ocupan la parte mas alta de la pirámide que forma nuestra sociedad capitalista, consumista y materialista donde el espíritu y la conciencia brillan por su ausencia. Estos son los 13 linajes de estas familias de desalmados que se creen iluminados:

  1. Astor
  2. Bundy
  3. Collins
  4. Dupont
  5. Freeman
  6. Kennedy
  7. Li
  8. Onassis
  9. Reynolds
  10. Rockefeller
  11. Rothschild
  12. Russell
  13. Marlborough


En España tenemos una auténtica historia relacionada con el trece, la muerte y las mujeres. Nos referimos a las 13 jóvenes españolas vilmente fusiladas en Madrid que han pasado a la posteridad como "Las Trece Rosas".




Una de ellas, Julia Conesa con 19 años de edad, antes de morir escribió una carta a su madre en donde le pedía que su nombre fuera recordado y que su muerte no fuera en vano. Me parece oportuno recordar en este humilde artículo el nombre de todas estas trece mujeres que tan solo deseaban una España con un futuro mejor para todos.

Texto extraído de la web los ojos de hipatia:

Las Trece Rosas, “que mi nombre no se borre de la historia”
El nombre de estas trece mujeres, al igual que su trágica muerte, no puede quedar en el olvido. Ellas no sólo simbolizaban a esa España exiliada y derrotada, también la lucha por la igualdad, la libertad y la justicia.
Carmen Barrero Aguado (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra, fue la responsable femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
Martina Barroso García (24 años, modista). Al acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.
Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista). La mayor de las trece. Tenía un hijo. No tenía ninguna militancia política. Era católica y votante de derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aun se conserva.
Pilar Bueno Ibáñez (27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a huérfanos y a hijos de milicianos que iban al frente). Fue nombrada secretaria de organización del radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
Julia Conesa Conesa (19 años, modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo de 1939 siendo denunciada por un compañero de su “novio”. La detuvieron cosiendo en su casa.
Avelina García Casillas (19 años). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil viudo. Le mandaron una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un interrogatorio ordinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.
Elena Gil Olaya (20 años). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín.
Virtudes González García (18 años). Amiga de María del Carmen Cuesta (15 años, perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En 1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo bajo tortura.
Ana López Gallego (21 años). Militante de las JSU. Fue secretaria del radio de Chamartín durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia, pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a la cárcel de Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó “¿Es que a mí no me matan?”.
Joaquina López Laffite (23 años). En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino. Fue denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las JSU). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.
Dionisia Manzanero Salas (20 años). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
Victoria Muñoz García (18 años). Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del sector de Chamartin de la Rosa. Llegó a Ventas el 6 de junio de 1939.
Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que a su primo cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Ventas, siendo la primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión.


Deseamos de todo corazón que jamás se vuelvan a repetir historias como la de las 13 rosas que solo demuestran lo bajo que el ser humano puede llegar. Los actos más inhumanos no solamente ocurren en tiempos de guerra, también cuando llega la paz el ser humano es cruel, vengativo y chivato.

No aprendemos y seguimos tropezando con las mismas piedras.

¿Cuantos viernes trece necesitamos aún experimentar para aprender la puta lección?

PAZ
Johnny McClue

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