El tetramorfo esta intimamente ligado al número cuatro y representa a un ser que posee 4 morfologías distintas. Durante la edad Media se solía representar a los querubines como figuras tetramorfas con cuatro rostros y 4 o 6 alas repletas de ojos. Estas curiosas representaciones proceden de las visiones descritas en el Libro de Ezequiel y en la Apocalipsis de San Juan donde se describen cuatro seres alados con apariencia de un hombre, un león, un toro y una águila. Se trata de los 4 seres vivientes que simbolizan la universalidad de la presencia divina, las 4 columnas del trono de Dios y los 4 evangelistas encargados de hacer llegar el mensaje de Jesús a todo el mundo.
San Irineo en su famoso Tratado contra las herejías nos detalla las correspondencias de estos 4 seres con los Apóstoles:
- El hombre representa a San Matías
- El leon simboliza a San Marcos
- El toro representa a San Lucas
- El águila simboliza a San Juan
Según San Jerónimo, el tretamorfo abarca dentro de la iconografía cristiana las siguientes correspondencias:
- El hombre simboliza a la reencarnacion
- El toro como animal de sacrificio simboliza a la pasión
- El león simboliza a la resureccion
- El águila simboliza a la ascensión
La imagen del tetramorfo se utilizo frecuentemente en la decoración del interior de las iglesias románicas de los Pirineos. El tratamorfo en simbología tiene un cierto parecido con el símbolo de la cruz, dónde un sistema de relaciones se desarrolla apartir de un punto cenral. En el Pantocrator típico de las absides centrales de las iglesias en el periodo del arte románco, podemos reconocer a estas 4 figuras de los evangelistas rodeando ala figura central, el dios creador.
En la Biblia la descripción más detallada de estos seres la encontramos en el primer capítulo del libro de Ezequiel donde aparecen como antorchas resplandecientes:
5También en medio del fuego vi algo parecido a cuatro seres vivientes, 6cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro alas. 7Sus piernas eran rectas, y sus pies parecían pezuñas de becerro y brillaban como el bronce bruñido. 8En sus cuatro costados, debajo de las alas, tenían manos humanas. Estos cuatro seres tenían caras y alas, 9y las alas se tocaban entre sí. Cuando avanzaban no se volvían, sino que cada uno caminaba de frente. 10Sus rostros tenían el siguiente aspecto: de frente, los cuatro tenían rostro humano; a la derecha tenían cara de león; a la izquierda, de toro; y por detrás, de águila. 11Tales eran sus caras. Sus alas se desplegaban hacia arriba. Con dos alas se tocaban entre sí, mientras que con las otras dos se cubrían el cuerpo. 12Los cuatro seres avanzaban de frente. Iban adonde el espíritu los impulsaba, y no se volvían al andar. 13Estos seres vivientes parecían carbones encendidos, o antorchas, que se movían de un lado a otro. El fuego resplandecía, y de él se desprendían relámpagos. 14Los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo.
Esta es la descrpción del Tetramorfo realizada por San Juan en el capitulo 4 del Apocalipsis donde nos cuenta que estos seres tienen sus cuerpos cubiertos de ojos:
En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por delante y por detrás. 7El primero de los seres vivientes era semejante a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía rostro como de hombre; el cuarto era semejante a un águila en vuelo. 8Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos, por encima y por debajo de las alas. Y día y noche repetían sin cesar:
«Santo, santo, santo
es el Señor Dios Todopoderoso,
el que era y que es y que ha de venir».
9Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10los veinticuatro ancianos se postraban ante él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y deponían sus coronas delante del trono exclamando:
11«Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas».
En el ocultismo y la tradición hermética, la figura del tetramorfo se relaciona con los cuatro temperamentos del ser humano y los cuatro Elementos de la Alquimia.
- Los flancos del toro representan al temperamento linfático, la materia corporal, el trabajo, la resistencia, el sacrificio, la inercia del agua, el vicio de la sensualidad y la nutrición abdominal. Corresponde al Elemento Agua
- Las alas del águila representan a la fuerza vital, la nutrición torácica, la inteligencia, la acción, la sangre, la movilidad del aire, la pasión, se trata del temperamento sanguíneo. Corresponde al Elemento Aire
- La cabeza del hombre representa al espíritu inmaterial con el pensamiento, el conocimiento terrestre, la intuición de la verdad, es el temperamento nervioso. Corresponde al Elemento Tierra
- Las garras del león es el fuego que todo lo devora, la fuerza, el movimiento, el vigor activo y la energía unificadora que pone en practica los instintos y las resoluciones voluntarias típicas del temperamento bilioso. Corresponde al Elemento Fuego
La Sabiduría antigua nos explica como la figura del tetramorfo se relaciona con la figura de la esfinge y con las 4 reglas fundamentales de la conducta humana:
- Saber con la inteligencia del cerebro humano
- Querer con el vigor del león
- Osar a elevarse con la potencia de las alas del águila
- Callarse con la fuerza maciza y concentrada del toro
En este sencillo blog defendemos que el ser humano esta formado por 4 componentes. Son 4 partes completamente distintas y las definimos en latín con el fin de que no hayan malas interpretaciones: Spiritus, Mens, Animus y Corpus.
Cada una de estas 4 partes pertenece y se relaciona con uno de los 4 Elementos Fundamentales de nuestro mundo, del siguiente modo:
- Spiritus pertenece al elemento Fuego
- Animus pertenece al elemento Agua
- Mens pertenece al elemento Aire
- Corpus pertenece al elemento Tierra
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