En tiempos de nuestros tatarabuelos las Ruedas de la Fortuna y Tablas del Destino combinaban el factor del azar con el significado oculto de los números. En el siglo 17 se hicieron muy populares, aunque se desconoce su origen. Fue muy utilizado por las gentes que no podían permitirse el lujo de ir a un adivino o mago. Se vendían por las calles en forma de pequeñas encuadernaciones donde en la cubierta estaba la rueda o tablas y en las hojas interiores se explicaba el significado de cada número o letra de las posibles combinaciones. Para señalar el lugar exacto de la Tabla o la Rueda, el consultante utilizaba su dedo índice, o la punta de un lápiz o un alfiler.
Las tablas solían tener nombres muy llamativos, "La Tabla de la Esfinge" o "La Tabla de la Diosa Venus". La Rueda de la Fortuna también fue conocida como "La Tabla de la Luna Llena". Cada librillo solía tener diversas Tablas, ya que cada Tabla servía solamente para un tema en concreto. De todas ellas la primera siempre era la de la Esfinge porque era la que indicaba si el momento para hacer la consulta era el propicio, o por contra, más valía esperar. Si se querían conocer temas amorosos la tabla correcta era la de la diosa Venus. Para los temas económicos y de trabajo "La Tabla de Marte" era la indicada, mientras los asuntos relacionados con los viajes debían de consultarse en "La Tabla de Mercurio"
Con uno de estos libretos la gente se entretenía un buen rato, ya que eran muchas las cuestiones a las que el sujeto podía obtener una respuesta impresa dentro de aquellos entrañables librillos, auténticos oráculos personalizados a un módico precio.
Las ruedas de la fortuna también fueron explotadas por feriantes en las calles y plazas de nuestras villas. En estos casos solían presentarse con dos ruedas bien diferenciadas, la primera para cuestiones amorosas y la segunda para temas de salud y dinero.
En mi familia se ha conservado uno de estos libretos de la rueda de la fortuna que a primeros de siglo XX fueron utilizados como reclamo publicitario por la creciente industria farmacéutica de la época. La que obra en nuestro poder pertenece a la publicidad de los remedios internacionalmente conocidos con el nombre de "Dr. Ross".
Estamos ante un excelente ejemplo de como la publicidad ha utilizado toda clase de recursos para dar a conocer las marcas que se querían promocionar.
La portada de esta publicación presentaba a una bella señorita junto a una gran rueda. El título ya daba a entender que es lo que el lector podía hacer con aquella rueda:
"Guía del Dr. Ross - El oráculo de la vida - Amor - salud - dicha."Otra vez volvemos a encontrarnos con nuestro querido número tres con uno de los tridentes más populares y conocidos: Salud, dinero y amor. Como se puede comprobar en la siguiente imagen de dicha portada, era un pasatiempo muy utilizado a juzgar por lo gastado que esta el centro de la rueda de tanto dedo parando si girar.
En una de las páginas interiores se daban las instrucciones para poder utilizarla y los pasos a seguir para que el sujeto pudiera conocer lo que significaba el lugar donde su dedo indice había parado la rueda.
A continuación se proporcionaba el cuadro indicador del que habla las instrucciones con todas las posibles combinaciones:
Llegado a este punto, el lector para pòder conocer la respuesta del oráculo, tenía que consultar los 34 cuadros con las 16 posibles respuestas que la publicación reflejaba en las páginas interiores, junto a los artículos propiamente farmaceuticos (por llamarlos de alguna manera). No eran otra cosa que lugares en dónde se publicitaban por todo lo alto las maravillas de los remedios de un doctor que tambien jugaba a ser oráculo. En el siguiente ejemplo vemos cada una de las 16 respuestas de los cuadros 27, 28 y 29, junto al artículo donde se promociona una de las pastillas del Dr. Ross más famosas: Jaquelina.
Las 16 respuestas de cada uno de los 34 cuadros eran de lo más variopintas:"toda la vida", "nunca", "es un misterio", "los tendrás en breve", "jamás", etc.
Los hombres con más renombre eran "fichados" por el Dr. Ross para que en los artículos interiores contaran las maravillas de aquellas formulas químicas secretas con las que todo dios sanaba. Un remedio que curaba a tanta personalidad famosa, no podía ser un engaño.
Las mujeres si no ligaban era por que no tomaban las píldoras del susodicho doctor. "Comen Bien, Duermen Bien, se sienten Bien y están Radiantes de Hermosura". Solo faltaba decir que en la alcoba todas las mujeres se sentían como la Reina de Saba.
La forma con que presentaban sus productos nos demuestra que el Dr. Ross y sus remedios estaban dispuestos a hacer lo que fuera, con tal de que sus productos se consumieran de forma masiva en todo el mundo.
Pero con las píldoras todo se solucionaba y el ave fenix podía volver a volar con la fuerza de mil toros salvajes. En aquellos tiempos nadie daba importancia que el Dr Ross en ningún lugar explicaba la composición de sus remedios. Se daba por sentado que, "con que el remedio era excelente, el fabricante no suministraba la composición, para no ser copiado por la competencia". Con que era un remedio universal ultra-secreto, no podía ser malo. A saber lo que las pastillas llevaban en su interior para poder dar la fuerza de 1000 toros salvajes.
Si no querías ser maricón
solamente había una solución:
la tableta Vigorón!!!!
Johnny McClue 2017
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