martes, 23 de febrero de 2016

"Vitality Air", la estupidez humana no tiene límites



Buscando soluciones a nuestros propios errores, la estupidez humana no tiene límites.
El precio que China ha pagado para poder llegar a estar entre las potencias mundiales, ha sido muy al to. Para poder alcanzar su preciada meta los chinos han hipotecado su propia atmósfera. Los aires de las ciudades chinas se han convertido en irrespirables. En la actualidad, andar por las calles de estas grandes ciudades, ya no es muy sano y saludable. Las siguientes imágenes dan buena cuenta de hasta dónde ha llegado la factura que los chinos están pagando, a cambio de haber ingresado en el "top de los países poderosos":









La situación es vergonzosa. Pero, según vemos en las imágenes, todos sus habitantes se lo toman con resignación, dando a entender que aceptan pagar tal precio. La gente no abandona con toda su familia estas ciudades, prefieren esta vida contaminada con tal de poder comprarse un televisor, un teléfono movil y una bicicleta. Cuando tienen la bicicleta, quieren comprarse una moto y cuando ya van en moto, suspiran por tener un coche. Abandonar la gran ciudad, significa renunciar a todas las grandes cosas que se producen en las fabricas de los cinturones industriales de todas estas grandes metrópolis asiáticas.

Pero en este mundo de consumo y oportunismo, cualquier excusa bien promocionada es una excelente forma de ganar dinero. Un triste ejemplo que nos demuestra hasta donde puede llegar la estupidez e ignorancia del ser humano.

Aire de las Montañas Rocosas del Canadá,... y nunca más un chino se ahogará:





Estamos ante un claro ejemplo de hasta que punto puede llegar la sociedad de consumo con sus industrias y economías, mirando a otro lado. Es la propia sociedad de consumo que aprovecha la oportunidad para crear un nuevo producto. Hay que reconocer que la capacidad de crear nuevos productos es prácticamente infinita, rayando el absurdo. Pero lo más triste del caso es que los chinos lo están consumiendo:

 








Hace tiempo que la humanidad, hacia a dónde se dirigia, encontró un callejón sin salida, dónde una gran pared impedía el paso. En lugar de dar la vuelta y buscar otro camino, llevamos décadas intentando perforar la gran pared con golpes de nuestras propias cabezas.
Pero, ¿como se puede encontrar la salida a un callejón sin salida?
La respuesta es muy sencilla, dando la media-vuelta.
Toda esta gente que cada día pasea por su ciudad con máscara tiene que comprender que aquel lugar es inhabitable. Sus dirigentes y autoridades nunca les darán tal consejo.
Si no se dan cuenta por ellos mismos, sus hijos no lo podrán contar a sus nietos. De nada les servirán sus televisores, teléfonos y coches, por que sus nietos no llegarán a respirar, ni tan solo, una vez.

PAZ
Johnny McClue

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